ESPACIOS NATURALES

Volcán de la Corona, un seductor monumento natural en el norte

En la cima aguardan dos regalos: la colorida visión del cráter y la panorámica sobre algunas islitas que conforman el Archipiélago Chinijo.
Volcán de la Corona, un seductor monumento natural en el norte

Ni los locales ni los turistas logran resistirse al influjo del volcán de la Corona, una llamada que convierte a los espectadores del cráter, por muy alejados que estén, en caminantes deseosos de alcanzar la cumbre. El sendero no reviste dificultad y se inicia en el pueblo de Yé, en las inmediaciones de la ermita. 
 
Tiene su punto, Yé. Cuenta con poco más de un centenar de residentes y es el nombre más breve que pueda encontrarse para un topónimo, y eso que en Lanzarote abundan los topónimos brevísimos, como Afe, Soo, Tao, Uga... todos ellos de origen guanche, como ha constatado la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria en sus publicaciones sobre la toponimia en las Islas.
 
El itinerario hasta la cima del volcán es de menos de tres kilómetros. Un agradable paseo de un par de horas entre enarenados y de ascenso por las suaves pendientes de la caldera, hasta coronarla —nunca mejor dicho— a una altitud de poco más de 600 metros sobre el nivel del mar. Arriba aguardan dos regalos: la colorida visión del cráter y la panorámica sobre algunas islitas que conforman el Archipiélago Chinijo. El cráter mide 450 metros de diámetro y tiene cerca de 200 metros de profundidad.
 
El amplio malpaís sobre el que se alza este cono incluye un tubo volcánico de seis kilómetros de longitud
El amplio malpaís sobre el que se alza este cono incluye un tubo volcánico de seis kilómetros de longitud que contiene dos jameos producidos por el desplome del techo. Los dos son la antesala de los grandes atractivos de Lanzarote la Cueva de los Verdes, que forma parte de la gruta, y los Jameos del Agua, incluidos ambos en la red de Centros de Arte, Cultura y Turismo del Cabildo de Lanzarote. Este conjunto fue declarado espacio natural protegido de Canarias en 1987 y reclasificado en 1994. La Corona goza de la categoría de Monumento Natural.
 
Después de contemplar el paisaje, ya de regreso y cuesta abajo, si nos apetece podernos detenernos en el nombre del volcán. Hay quien ha escrito, como Olivia Stone —autora en el siglo XIX del diario de viajes Tenerife y sus seis satélites— que es porque corona la isla de Lanzarote, mientras otras voces, parece que con más crédito, consideran que el nombre del cono se debe a la forma perfectamente redonda del volcán, como metáfora geomorfológica. 
 
Como quiera que sea, en toda esta zona, tabaibas las que quieras. Un extenso tabaibal discurre desde la costa hasta los 100 metros de altitud, uno de los más ricos de Canarias. Está compuesto por la tabaiba dulce (Euphorbia balsamifera), símbolo vegetal de Lanzarote, y por la tabaiba amarga o higuerilla (Euphorbia regis-jubae). Tras la caminata puede detenerse uno en Yé a tomar un refresco y descansar e incluso se puede comer.

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