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Zonzamas, el yacimiento desafortunado

El plan actual consiste en disponer de dos instalaciones complementarias: un Museo Arqueológico en Arrecife y un Museo de Sitio en Zonzamas.

Zonzamas, el yacimiento desafortunado

La prehistoria está gafada en Lanzarote. Hasta ahora han fracasado los intentos de acondicionamiento del Yacimiento Arqueológico de Zonzamas, pero también decayó el castillo de San Gabriel como sede del museo arqueológico, se paralizó el museo arqueológico en Zonzamas y no acaba de despegar la casa de Fermín Rodríguez, en la calle Fajardo, para acoger esta institución. Los especialistas lo tienen claro: hay que proceder a un rezado en favor de la prehistoria lanzaroteña, porque parece que sólo orando y santiguando a la cultura aborigen se desvanecerá el grave mal que la aqueja.

Las ideas vertidas en las últimas décadas sobre qué hacer con la arqueología, y cómo, tampoco han ayudado. Finalmente, se ha desechado la posibilidad de finalizar la construcción de un Museo Arqueológico en Zonzamas, ya que para este equipamiento se ha elegido la Casa de Fermín Rodríguez situada en la calle Fajardo, que fue adquirida por el Cabildo hace unos años para este cometido. La casa permanece cerrada porque sufre graves problemas estructurales.
 
Tras décadas de excavaciones, expolios y vandalismo, se encuentra en un estado penoso
 
Sin embargo, persiste la idea de crear un Museo de Sitio en el yacimiento de Zonzamas, para lo cual hay 1,8 millones de euros previstos en los Presupuestos de Canarias de este año. La idea del Cabildo es que, una vez ejecutado, se integre en la red de Centros de Arte, Cultura y Turismo. Por lo tanto, el plan actual consiste en disponer de dos instalaciones complementarias: un Museo Arqueológico en Arrecife y un Museo de Sitio en Zonzamas.
 
Situado en el municipio de Teguise, Zonzamas es el yacimiento más importante de la isla. Tras décadas de excavaciones, abandonos, cerramientos, expolios y vandalismo, se encuentra en un estado penoso, botellones mediante. Aquí se encuentran los restos de las obras iniciadas en 1997 para el Museo Arqueológico, según un proyecto de AMP Arquitectos (Artengo Menis y Pastrana). El edificio se iba a dedicar al estudio e ilustración de la cultura de los mahos, los primitivos habitantes de Lanzarote. Con el propósito de convivir con el delicado entorno, la asimétrica estructura del museo se hundía en la tierra, mientras que en la superficie aparecían grietas por las que penetraría la luz natural bañando las salas expositivas. En la zona norte se abriría un mirador sobre el mar de lava y la llanura de Zonzamas.
 
El Museo de Sitio permitirá conocer in situ la compleja estructura social de los mahos
 
Distintas campañas arqueológicas realizadas desde los años setenta del siglo pasado evidencian la gran extensión de este complejo, y que ocuparía más de diez hectáreas. Sobresalen una serie de estructuras excavadas en el subsuelo, de las que unas, las casas hondas, se utilizarían para vivir, mientras que otras pudieron ser posibles almacenes o graneros. El piso de las casas hondas se excavaba en la tierra, por lo que la mitad de la habitación quedaba por debajo del nivel del suelo y sólo sobresalía una parte de las paredes.
 
Las entradas a estas estructuras se encuentran orientadas al sur este para protegerlas de los vientos dominantes. Aquí se haya el palacio de Zonzamas, una cueva rodeada de una muralla perimetral formada por sillares de gran tamaño. Cuando concluya el Museo de Sitio, una década de estas, será posible conocer in situ la compleja estructura social de la cultura de los mahos de Lanzarote. Zonzamas fue uno de los últimos jefes aborígenes antes de la conquista de la isla, pero si levantara la cabeza muy contento no iba a estar…

El edificio que no llegó a ser

Así describían el edificio los propios autores:

“No será únicamente un ámbito donde se expongan museísticamente los objetos encontrados en las excavaciones, sino que mostrará el conjunto de habitáculos y recintos excavados de la zona”.
 
“La visita al museo simboliza el viaje a un mundo subterráneo perteneciente a tiempos del pasado. Una vez en el exterior nos encontramos en las cercanías de los montículos de los grabados”.
 
“El edificio se inserta en el magnífico paisaje de Zonzamas enterrado, casi escondiéndose, señalando sólo su presencia mediante unos elementos de entrada de luz. El asentamiento del conjunto organiza de forma lineal el aparcamiento, los servicios, la tienda, el restaurante y el recorrido exterior por el yacimiento. De esta forma se separa consecuentemente la zona más ruidosa (aparcamientos y servicios) de los espacios que necesitan silencio y tranquilidad para su visita”.
 
“Una vez en el interior del edificio, la oscuridad se despliega, se recrea la sensación de ponderar en habitáculos primitivos, y la luz se introduce como referencia acentuando la profundidad. La disposición de las salas se ha hecho pensando en una total flexibilidad tanto de recorrido como de uso. Al final del recorrido, una gran entrada de luz nos guía hasta la rampa de salida junto al laboratorio”.

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