Opinión

Contaminación electoral

La batalla electoral para la elecciones generales del 28 de abril, así como para las europeas, autonómicas y locales de finales de mayo, ha empezado con fuerza. Aunque oficialmente la campaña de las elecciones generales comienza la próxima semana, todos los partidos y sus respectivos líderes recorren ya todos los rincones de la geografía del Estado intentando buscar el apoyo de los ciudadanos a sus proyectos y propuestas. Las campañas electorales para ambas citas con las urnas están absolutamente solapadas, circunstancia que, al menos a priori, beneficia más a unos que a otros. El escenario que se dibuja para el 28-A se resume, en líneas generales, en que suben PSOE, Ciudadanos y Vox, y bajan PP y Podemos. En ese contexto, el caso de Canarias es una auténtica incógnita el efecto que dicho escenario pueda tener en las expectativas de Coalición Canaria y Nueva Canarias.
 
Evidentemente, los partidos que se presentan con unas expectativas de crecimiento -si es que se confirman esas tendencias el 28 de abril- tirarán con fuerza de sus candidatos locales, autonómicos y europeos; entre otras razones, porque a nadie se le esconde que la moral con la que encararán las autonómicas y locales quienes hayan tenido buenos resultados en las generales será un factor relevante, muy a tener en cuenta. No es lo mismo afrontar la cita del 26 de mayo como caballo ganador o con un batacazo o susto electoral en sus resultados a Congreso y Senado. Los candidatos a las elecciones de mayo de los partidos que se sientan derrotados en las generales de abril tendrán en ese punto de inflexión una debilidad que los acompañará durante toda la campaña.
 
En las elecciones municipales y autonómicas, las personas suelen estar por encima de sus partidos
Normalmente, a los candidatos socialistas de municipios y autonomías en las que son oposición una mejora electoral de Pedro Sánchez puede ayudarles a mejorar posiciones en sus ámbitos territoriales. Igual sucederá con Ciudadanos y Vox. En el otro lado de la moneda está la repercusión negativa que puede tener en las candidaturas de PP y Podemos a las elecciones del 26-M un hipotético retroceso de sus respectivos partidos en las “primarias de abril”.
 
En las elecciones locales y autonómicas se pierde una parte importante del componente ideológico que rodea a unas elecciones generales. En la elección de concejales, miembros de los entes insulares y de las comunidades autónomas, las personas suelen estar por encima de sus partidos; especialmente en los municipios, donde los representantes locales reciben apoyos que poco o nada tienen que ver con lo ideológico y sí mucho con las personas y/o los sentimientos de pertenencia. Así las cosas, lo apuntado explica en buena medida la razón por la que la mayoría de representantes locales no suelen implicarse a fondo en elecciones generales: prefieren mantenerse en un segundo plano que les permita  seguir conservando el apoyo plural que los sostiene en el poder.
 
El resultado de abril será como una nube, que se extenderá hasta finales de mayo contaminándolo todo
Estas elecciones autonómicas y locales son diferentes a todas las anteriores. Que las generales sean apenas un mes antes de las locales obliga a implicarse a fondo también a los representantes locales y autonómicos de todos los partidos porque, sin duda, el resultado de las generales va a condicionar significativamente lo que suceda a finales de mayo. Los partidos que sean capaces de movilizar todas sus estructuras para afrontar las elecciones de abril y mayo, como si de una sola se tratara, partirán con muchísima ventaja. Ahora bien, no será fácil porque en el ámbito local los alcaldes de mayorías significativas reciben apoyos de votantes de otros partidos, suelen ser muy conservadores a la hora de buscar el voto, casa a casa, como hacen en las elecciones locales, para sus candidatos partidarios al Congreso y al Senado.
 
Otro asunto que va generar una inquietud enorme a los candidatos a las elecciones locales y autonómicas es la política de pactos. Para un alcalde, por ejemplo socialista, que recibe apoyos en su ámbito de votantes del PP, no le viene nada bien que su partido pacte con fuerzas independentistas u otras fuerzas situadas en el extremo ideológico opuesto.
 
En otras ocasiones, la distancia en el tiempo entre unas y otras elecciones difumina el efecto. Sin embargo, esta vez el resultado de abril será como una nube, que se extenderá hasta finales de mayo contaminándolo todo.

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