Opinión

Ganar ya no es suficiente

Ganar ya no es suficiente

El oxígeno que ha traído a la política la irrupción de nuevos partidos, y la ruptura del bipartidismo, ha obligado a un reajuste en estrategias, objetivos y mensajes; entre otras cosas, porque en este nuevo escenario el principal objetivo de los partidos no es tanto ganar las elecciones como quedar bien situados para poder gobernar sin haberlas ganado.
 
Hasta hace bien poco, el partido político que ganaba la elecciones tenia la iniciativa y formaba gobierno. Así ha ocurrido durante cuarenta años, en todas las legislaturas transcurridas. La regla se rompió, es cierto, en junio del 2018, cuando la Cámara retiró la confianza a Rajoy a través de una moción de censura convirtiendo a Pedro Sánchez en presidente. Solo entonces se alteró la inercia de las décadas anteriores. El PP había sido el partido más votado -con diferencia- y sin embargo el PSOE con escasos ochenta y cuatro diputados formó Gobierno.
 
Los partidos políticos están lanzados en una larga campaña electoral, que se alargará hasta el 26 de mayo -elecciones locales, autonómicas y al Parlamento europeo-, calendario de vértigo que tendrá el 28 de abril una jornada absolutamente clave, no solo porque se votará la composición de las nuevas Cortes Generales sino por la tendencia que puede generarse y trasladar a los ámbitos autonómicos y locales.
 
Inicialmente, la batalla va por bloques
Rota la regla no escrita, de respetar al partido más votado para que forme Gobierno, los partidos piensan más en los pactos necesarios para conformar mayorías que en ganar las elecciones. Por primera vez en estas cuatro décadas de democracia se pueden ganar las elecciones e irse a la oposición.
 
Inicialmente, la batalla va por bloques. Por una parte, PP, Ciudadanos y Vox luchan con la idea de superar al bloque que, con el PSOE ocupando la centralidad, facilitó la censura a Rajoy. La situación que se ha dado en Andalucía, donde el partido más votado no tuvo ni siquiera la opción de defender su derecho de iniciativa para formar Gobierno, es perfectamente factible ahora en el ámbito de la escena estatal.
 
Esta nueva situación política hace que los aspirantes a liderar el próximo Gobierno de España estén tan pendientes de los propios como de los posibles compañeros de viaje, que les permitan sumar mayorías. Por la izquierda, Sánchez intentará superar sus actuales 84 diputados para afianzar su liderazgo entre los suyos y con la esperanza de que los votantes de Podemos no se queden en casa, en la búsqueda de una mayoría suficiente que haga viable un Ejecutivo de izquierdas. Es un verdadero juego de equilibrios, porque quiere recuperar el voto socialista que buscó refugio en el partido de Pablo Iglesias y al mismo tiempo necesita que los podemitas obtengan un buen resultado que haga posible la suma.
 
También los partidos nacionalistas afrontan las campañas con un escenario inédito
En el bando de la derecha, la pelea por criminalizar a Pedro Sánchez por sus acuerdos con los independentistas está marcando los mensajes del PP, Ciudadanos y Vox; máxime después de que Rivera haya renegado de cualquier posible acuerdo con Sánchez. Es interesante ver cómo van a evolucionar los mensajes de campaña de Casado y Rivera. Ambos se necesitan para relegar al PSOE como opción de gobierno, pero ninguno renunciará de antemano a ser la cabeza de ratón en la que se pueda articular una mayoría para gobernar.
 
Aunque Casado y el PP parten con una cierta ventaja para liderar a la derecha, la campaña electoral en curso pude cambiar las cosas. La tendencia marca un PP en continuo retroceso y a un partido naranja con más frescura y con un espacio político más amplio que en el que en estos momentos se están refugiando los populares. Los de Rivera, con la decisión de aupar a Inés Arrimadas a la política estatal y con los fichajes de un destacado socialista como es Mesquida o de la ex presidenta popular de las Cortes de Castilla y León han retomado la iniciativa política en las filas conservadoras.
 
Estamos, por lo tanto, ante un doble combate, el que se juega entre los bloques que conforman las opciones de la derecha y de la izquierda y el de de los liderazgos dentro de cada uno de ellos. También los partidos nacionalistas afrontan las campañas con un escenario inédito y abierto como nunca antes. Más aun cuando unas elecciones generales apenas un mes antes de las autonómicas y locales complicarán los posibles pactos en los distintos escenarios.

Comentarios