Opinión

Luces y sombras sobre el césped

Luces y sombras sobre el césped

El año 2018, que mañana dejaremos atrás, ha sido muy decepcionante para los intereses deportivos de las dos entidades que nos representan en lo más alto del fútbol profesional. Tanto la UD Las Palmas como el CD Tenerife han cerrado estos últimos doce meses muy lejos de las expectativas iniciales. No ha sido el año que los canarios esperábamos. No han salido las cosas como los aficionados querríamos.
 
Respecto al equipo amarillo, comenzó 2018 con la ilusión de mantener su puesto entre los mejores, en la categoría de los grandes. Sin embargo, un cúmulo de adversidades acabó provocando que en el primer semestre del año la UD se condenara a regresar a Segunda División. No sólo se perdió la categoría. Por el camino se perdieron jugadores tan emblemáticos para la entidad como lo fueron Prince Boateng, Jonathan Viera o Roque Mesa. La segunda mitad de un mal año para la UD arrancó con una renovación en profundidad, cambios realizados para acercarse a la meta de devolver al equipo a la categoría que nunca debió perder. La renovación incluyó a la dirección deportiva, a la dirección técnica y prácticamente a todo el plantel de jugadores. Había que cambiar y se cambió con la ambición de volver a soñar, de mirar hacia arriba.
 
Con el cartel de ser uno de los máximos favoritos para recuperar la categoría perdida se inició la temporada. Tras los buenos resultados iniciales -aunque el juego no llegaba a convencer- siguió una racha lamentable de juego y resultados que ha dejado al equipo muy lejos del objetivo inicial. No está resultando fácil avanzar en el buen camino, y no lo está siendo a pesar del buen hacer de Miguel Ángel Ramírez. La buena gestión económica que viene realizando Ramírez y sus consejeros no se está viendo acompañada del éxito deportivo que cabía esperar. Sin embargo, aún hay tiempo para recuperar el buen juego, los resultados y la ilusión de una afición que poco a poco se ha ido alejando del equipo.
 
Quizá el lado positivo que podemos extraer del balance deportivo que nos deja la UD en este año decepcionante es que 2018 mañana dice adiós, y por qué no creer en que 2019 ayudará a mejorar los resultados sobre el césped. A la vista está, no basta con tener un buen presidente, un buen entrenador, una buena afición y un buen plantel de jugadores; es necesario tener un equipo cohesionado y comprometido. Y un poco de suerte. El fútbol no son matemáticas. Juegan también otro tipo de factores que se escapan a la voluntad de los responsables.
 
El 2018 ha sido también un mal año para el CD Tenerife. Desde que rozó el ascenso en junio del 2017, en la eliminatoria final que debió llevarlo de regreso a la Primera División, en el partido contra el Getafe, el tinerfeñismo se ha ido apagando. Un mal comienzo de la temporada 2017/18 frenó casi en seco el objetivo de estar peleando en el primer semestre del año que dejamos atrás por los puestos que abren el camino hacia los mejores. La pérdida de jugadores que habían sido muy importantes, como el hondureño Cholo Lozano o el japonés Gaku Shibasaki, así como la mala suerte que persiguió a dos de los fichajes llamados a sustituirles con garantías, como eran el italiano cedido por el Inter de Milán Samuele Longo y el onubense Juan Villar, condenaron al equipo a terminar el primer semestre del año que se va en terreno de nadie.
 
El segundo semestre -el que abrió la temporada 2018/19- ha sido casi un calco de la anterior. Peores resultados que juego, que dejan al equipo en el comienzo del nuevo año con el objetivo y la misión de huir de los puestos que conducen al pozo de la Segunda B. En el caso de la entidad blanquiazul, que preside Miguel Concepción, la buena gestión económica que se viene llevando a cabo tampoco se ve acompañada por los resultados deportivos que demanda su afición. Tiene tiempo y plantel también el equipo de José Luís Oltra para que -una vez alejados de los puestos que conducen al descenso- empezar a mirar hacia arriba e ilusionar a los suyos. Tiene tiempo pero hay que dárselo para que lleguen las buenas noticias sobre el césped -la mejor noticia que deja el 2018 para el CD Tenerife es la adjudicación de las importantes obras de su Ciudad Deportiva, por más de once millones de euros, mejoras que deben ayudar a mejorar su cantera-.
 
El 2018 ha sido tan malo para nuestros dos representativos en la Liga de Fútbol Profesional que nos da margen para pensar que el nuevo año nos traerá mejores resultados y renovadas ilusiones. Hay razones para creer. En ambos casos hay entidad, equipo y afición para volver a mirar hacia arriba, hacia los grandes.

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