Relatos de Vida

"Con nuestras políticas obligamos a la gente a viajar jugándose la vida"

Abogada, saharaui y con el corazón en Canarias. Loueila Mint contó en una entrevista los episodios más duros y también los más bonitos de su vida: "Debemos ser conscientes de que por vivir bien nosotros, hay otras personas que directamente no pueden vivir"

"Yo soy consciente de que soy una privilegiada, de que tengo todo lo que quiero. Me puedo duchar cada día, comer y tengo un techo donde dormir. Eso mismo se ha convertido para mi en una responsabilidad, porque las personas que vivimos bien podemos mantenernos ajenos al mundo y obviar otras realidades o también podemos ser conscientes de que por vivir bien hay otras personas que directamente no pueden vivir". Ella es Loueila Mint, tiene 32 años y en el programa de Relatos de Vida contó los episodios más duros de su vida, y también los más bonitos de su trayectoria profesional.

Abogada, saharaui y con el corazón en Canarias. Pasó los primeros años de su infancia en un campo de refugiados y llegó a España en 1998, con una familia de acogida. Luego, junto a sus tres hermanos y su madre, se instaló en Tenerife. Fue allí donde le cambió la vida y luchó por sus sueños. Trabaja como abogada de Migración y Extranjería en Canarias.

Aquí todos somos iguales y no se deben juzgar las historias de otras personas sin antes conocerlas

"El hecho de criarte en el desierto, en mitad de la nada, depender de la ayuda humanitaria, ver que a pesar de esas circunstancias tu familia también se preocupa por tu formación, que quieren que salgas de ese campamento de refugiados y te conviertas en una persona independiente... Todo eso creo que ha sido lo que me ha empujado a estar a día de hoy donde quiero estar". Una profesión la de Loueila que, según cuenta, fue elegida, "por un lado, porque obviamente soy inmigrante refugiada mujer y africana y conozco las injusticias que existen y, por otro lado, porque también creo en la necesidad de un mundo mejor dentro de este sistema en el que he vivido".

Respecto a su trayectoria profesional, la abogada explica que no ha sufrido presiones directamente por su trabajo. "Por suerte creo que he tenido más apoyo que haters racistas o xenófobos que me puedan atacar". No obstante, sí aprovecha en la entrevista para lanzar un mensaje: "A los que critican, solo decirles que aquí todos somos iguales y que no se deben juzgar las historias de otras personas sin antes conocerlas".

Cuando se trata de la comunidad migrante, una persona parece que ya representa a todo el colectivo

"Hay minorías que por falta de información hacen referencia a que toda la población migrante hemos venido aquí a robar, a violar, o a recibir ayudas. Por supuesto que hay gente extranjera que comete delitos, igual que de Canarias y de todos lados. Pero cuando se trata de la comunidad migrante, una persona parece que ya representa a todo el colectivo".

Un problema con el que suele toparse la abogada y al que siempre ha intentado hacer frente a través de la comunicación y la pedagogía. "Nadie pone su vida en riesgo para venir y quedarse fuera del sistema. Somos nosotros mismos, con nuestras políticas, quienes obligamos a que la gente salga gastándose miles de euros en organizaciones criminales porque no pueden ir a sacar un visado y venir en avión. Esa es la realidad".

"Cuando pienso en los chicos que han llegado a mí para contarme su historia, y recuerdo que he podido en alguna ocasión cambiarles la vida y encima veo que me lo agradecen... Eso es lo que hace que yo siga estando donde estoy, porque creo que estoy haciendo lo que tengo que hacer. Es mi responsabilidad y mi obligación".