Centenario del nacimiento de Saramago

"La reflexión de Saramago junto al entusiasmo de Manrique nos hubiesen ayudado mucho"

Fernando Gómez Aguilera en la Entrevista de Biosfera TV
Fernando Gómez Aguilera en la Entrevista de Biosfera TV
Fernando Gómez Aguilera, escritor y director de la Fundación César Manrique, habló en la entrevista de Biosfera TV sobre su último libro "José Saramago. El pájaro que pía posado en el rinoceronte"
"La reflexión de Saramago junto al entusiasmo de Manrique nos hubiesen ayudado mucho"

"La calidad de una obra literaria es directamente proporcional al número de lecturas inéditas que te admite esa obra. Cuando lees un libro por segunda vez y ya no te abre ninguna otra puerta, es que está agotado. Un clásico, por definición, es aquel que no agota nunca su capacidad de interlocución con el lector. A mi me ha pasado eso con la obra de Saramago y estoy seguro de que me seguirá pasando". Son las palabras de Fernando Gómez Aguilera este miércoles en Biosfera Televisión.

El escritor, director de la Fundación César Manrique y especialista en la obra de José Saramago, habló en la entrevista sobre su último libro "José Saramago. El pájaro que pía posado en el rinoceronte", cuya aparición se enmarca en los actos conmemorativos del centenario del nacimiento del Nobel de Literatura portugués. 

A la literatura se le añadió la calidad de la persona, la calidad humana

Aguilera, amigo cercano del Nobel de Literatura, es uno de los mayores estudiosos de su obra. El libro, con prólogo de Pilar del Río, presidenta de la Fundación Saramago, recoge estudios literarios dedicados a la mayoría de los libros de Saramago escritos en Lanzarote a partir de 1992, cuando estableció su residencia en Canarias acompañado de su esposa, la propia Pilar del Río.

Tiempos en los que Saramago, a través de su obra, parecía haber tenido una bola de cristal donde ver el futuro de la vida, con reflexiones que pueden servir para los tiempos actuales. El escritor, recuerda Aguilera, cambia de eje temático cuando llega a la isla y hace una reflexión sobre el ser humano contemporáneo y sobre los conflictos que afectan a ese ser humano.

Sobre sus inicios con José Saramago, Aguilera recuerda que "me acerqué a Saramago por su literatura, y luego, cuando se trasladó a Lanzarote, surgió el privilegio de la amistad. A la literatura se le añadió la calidad de la persona, la calidad humana. Era un personaje muy sólido y consistente con el que aprendía muchísimo. Saramago mantenía una actividad permanente de reflexión sobre el mundo contemporáneo".

No me interesa la posición de la subjetividad, simplemente hablo de las cosas de las que me enamoro

Gómez Aguilera reconoce que su amistad y admiración por Saramago no le han permitido nunca ser subjetivo a la hora escribir sobre el Nobel, algo que, lejos de ser un problema, lo considera un privilegio. "No tengo ningún interés en ser objetivo. La objetivad puede estar muy bien como deseo, pero no existe. Yo siempre advierto de entrada que tenía una estrecha relación con Saramago y que además, siento pasión por su literatura. No me interesa la posición de la subjetividad, sino que simplemente hablo de las cosas de las que me enamoro".

En Saramago convivieron el príncipe de la literatura, con el obrero de las letras". Es la frase con la que Fernando Gómez Aguilera describe al escritor en los distintos momentos de su vida. La primera parte, como príncipe, hace alusión a su última etapa, donde se refiere a José Saramago como gran intelectual. La segunda, hace referencia a una persona que entendía que la literatura era un trabajo y que tenía unas reglas. "Saramago decía que hacer una novela era como construir una silla, que había que encajar las piezas, montarla y que luego fuera cómoda. Al trabajo se le une el talento, ahí es cuando salta la chispa".

Recordando también al finalizar la entrevista a César Manrique, Saramago reconoce que "hubiese sido extraordinario que se hubieran conocido, eran dos personajes bien distintos, pero estaban unidos por un fondo utópico de relación con la realidad y al mismo tiempo muy conscientes de las dificultades y de lo poco utópica que es la realidad. La reflexión de Saramago frente al entusiasmo de César hubieran sido muy complementarios, y en momentos críticos. En los 90 veníamos de una crisis en la que estábamos creciendo a ritmos muy acelerados. Ambos hubieran contribuido mucho, hubieran sido revulsivos sociales y nos hubiesen ayudado mucho", detalla el filólogo.

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