COMERCIO

Arrecife concede las licencias urbanísticas y da luz verde al Centro Comercial Garavilla

Fotos: JL Carrasco y Josué Duarte.

La Junta de Gobierno de Arrecife ha otorgado los permisos para un centro comercial en la parcela de la antigua fábrica de conservas.

La Junta de Gobierno de Arrecife ha aprobado conceder los permisos para la construcción de un centro comercial en la parcela de la antigua fábrica de conservas Garavilla. Si la apertura del Centro Comercial Deiland en Playa Honda, primero, y del Centro Comercial Biosfera Plaza, en puerto del Carmen, después, supusieron una conmoción en las estructuras del comercio local, se aguarda una auténtica transformación comercial cuando abra sus puertas este nuevo equipamiento comercial en el pleno corazón de la ciudad.
 
Contará con una superficie útil de exposición y venta de 32.377 metros cuadrados
La empresa Promotora Inmobiliaria Parque Islas Canarias, SL, es quien promueve este equipamiento. Esta compañía que gestiona el aparcamiento situado en el subsuelo del Parque Islas Canarias, y es propiedad de Paco González Viera, de Supermercados Marcial, y Miguel Morales, de Hormiconsa. Tras demoler la antigua fábrica de conservas, desde hace meses, sin descanso, las picas desbrozan día tras día la piedra viva en el solar donde se construirá el Centro Comercial Garavilla.
 
Este nuevo equipamiento contará con una superficie útil de exposición y venta de 32.376,88 metros cuadrados. Eso equivale a la mitad del Islote del Francés, para hacernos una idea. El edificio, diseñado por los arquitectos Chesa y Mena, tendrá dos alturas, una parte estará semienterrado y dispondrá de unas 900 plazas de aparcamiento subterráneas, las mismas que posee el parking situado en el subsuelo del parque Islas Canarias.
 
Con la crisis, la superficie comercial en Lanzarote no se ha reducido
Por lo tanto, dentro de poco, la ciudad contará con tres grandes polos comerciales: el centro tradicional, el puerto deportivo Marina Lanzarote y Garavilla. Así las cosas, una nueva reconversión se cierne sobre parte del pequeño tejido comercial de Arrecife cuando abra sus puertas este último equipamiento. Al imparable auge del comercio por Internet y otros cambios que se estén produciendo en los hábitos de compra de los consumidores, la concentración de la oferta en las grandes superficies y centros comerciales coloca al comercio tradicional en la tesitura de renovarse y modernizarse o bajar definitivamente las persianas.
 
Tras la virulenta crisis que se desató en 2007, cerraron muchos establecimientos y en los locales, ahora vacíos, cuelgan carteles de ‘se alquila’. Esta realidad se aprecia en todos los rincones de la ciudad y en calles más o menos comerciales de toda la vida, a pesar de que hace años que todas las voces autorizadas vienen advirtiendo que el comercio debe modernizarse y adaptarse a los nuevos tiempos. Sin embargo, la superficie comercial en Lanzarote no se ha reducido. En 2006, en la antesala de la crisis, la superficie comercial en la isla ascendía a 199.000 metros cuadrados, y, en 2018, había aumentado hasta los 248.000 metros cuadrados. Cincuenta mil metros cuadrados más.

Último adiós a Conservas Garavilla

Garavilla hace mucho tiempo que echó el candado. En 1967, una cuarta fábrica de conservas de pescado se sumó a las tres existentes entonces en Arrecife. La iniciativa partió de un conocido hombre de negocios vasco y experto industrial pesquero, Estanislao Garavilla, quien ya poseía industrias semejantes en Bermeo, Vigo, San Juan de la Arena, Mundaka, Algeciras y La Línea de la Concepción. Era la primera vez que esta firma se establecía en Canarias y su idea originaria era dedicarse exclusivamente a las conservas de atún y sardina.
 
Inicialmente, su capacidad de producción diaria era de 20 a 25 toneladas de atún o de 15 de sardinas. Se crearon unos 150 puestos de trabajo en esta industria que, en aquella época, se instaló en las afueras de la urbe y cuya parcela, en la actualidad, se encuentra junto a la principal arteria de la ciudad: la Rambla Medular. Garavilla era un empresario influyente, así que se fajó para que el Puerto de Arrecife se conectara con la línea marítima Península-Canarias. En julio de 1968, el Pleno del Cabildo adoptó el acuerdo de apoyar la petición formulada por Conservas Garavilla para implantar una escala en Arrecife de la línea Sevilla-Canarias, por las evidentes ventajas que supondría para el desarrollo de la isla.
 
La descolonización española del Sáhara y el paulatino cierre del acceso de la flota al caladero sahariano dio paso a una lenta agonía de la poderosa industria pesquera lanzaroteña, hasta que se produjo su inevitable cierre a mediados de los años ochenta del siglo pasado. Sin banco pesquero donde faenar, la flota amarró y las fábricas dejaron de funcionar por falta de materias primas. Arrecife todavía no se ha recuperado de aquella brutal reconversión que arrasó su industria de extracción y transformación de pescado hace más de 30 años.