Las escuelas unitarias de Lanzarote, un gran tesoro de la vuelta al cole

CEIP La Caleta.
CEIP La Caleta.

A ellas acuden más de 200 niños y niñas que comparten profesorado y están encantados de realizar sus estudios donde residen

Las escuelas unitarias de Lanzarote, un gran tesoro de la vuelta al cole

Las escuelas unitarias de Lanzarote son un gran tesoro de la vuelta al cole en un nuevo curso escolar. Este modelo educativo se ha ido extinguiendo lentamente en el archipiélago, aunque en Lanzarote muestra síntomas de resistencia. En la isla hay 14 escuelas unitarias atendidas por unos 30 maestros y maestras. A ellas acuden más de 200 niños y niñas que están encantados de realizar sus estudios en la misma localidad en la que residen. Los padres también están privados porque mantienen una relación más estrecha y cercana con el profesorado.

El modelo consiste en tener abiertas escuelas en pequeñas localidades rurales en las que alumnos de tres a doce años comparten aula y profesor, con el apoyo de otros maestros itinerantes en materias específicas, como de Música, Idiomas o Educación Física. A su vez, dentro de Lanzarote, Teguise cuenta con cerca de la mitad de ellas, ya que contabiliza seis escuelas unitarias ubicadas en Soo, Caleta de Famara, Tao, Muñique, Los Valles y Nazaret. Su gran superficie territorial y el número de localidades con que cuenta convierte a Teguise como el municipio de Canarias con más oferta educativa de este tipo.

Aprendizaje cooperativo en el aula

La escasez de niños y niñas en estos entornos supone un problema para la continuidad de las escuelas unitarias y para la supervivencia de la población en esos territorios. En un mundo cada vez más global y virtual, el arraigo social ha quedado relegado a la mínima expresión. La educación no escapa a este fenómeno y únicamente en determinadas comarcas de las Islas pervive un modelo educativo que promueve el aprendizaje cooperativo en el aula, muy enraizado con el entorno, y, a la vez, se erige, en muchos casos, como el último bastión contra la pérdida de población.

El panorama es sombrío en otras islas del archipiélago. Lo normal es que cada año se produzca el cierre de alguna escuela rural en Canarias. Emblemas de una forma de vida y de una manera de transmitir el conocimiento, muchas de ellas parecen condenadas a desaparecer. A pesar del vigor que muestran en Lanzarote, años atrás cerraron algunas escuelas unitarias, como las de Santa Bárbara en Máguez, Santa Rosa en Órzola y Teseguite.

Datan de los años ochenta del siglo XX

Las escuelas unitarias canarias datan de los años ochenta del siglo XX. Con su puesta en marcha se intentó dar respuesta a las necesidades educativas de muchos menores del medio rural, sobre todo en localidades dispersas y alejadas y en islas de orografía accidentada. Por estas razones, todavía en vigor incluida la evidente fragmentación geográfica, muchas siguen abiertas, a veces contra el criterio de alguna autoridad educativa que no sabía distinguir el gasto público de la inversión en educación.

A pesar los cierres, el modelo ha aguantado, ya que Canarias se encuentra entre las Comunidades Autónomas con más centros de estas características de todo el Estado. Son más de 140 escuelas en las que estudian cerca de 2.000 alumnos de infantil y primaria. No obstante, hay padres y madres que prefieren llevar a sus hijos e hijas a otros centros con más alumnos porque consideran que facilita la relación con más niños y niñas. Su demanda y aceptación social están fuera de toda duda.

Un sistema educativo adaptado al medio

Un estudio realizado en Gran Canaria hace unos años, cuyos resultados son extrapolables a otras islas, señala que las principales reivindicaciones planteadas por estos centros giran en torno a la insuficiente atención a las necesidades educativas especiales, la escasez de personal docente y no docente, la falta de mantenimiento y la insuficiente infraestructura educativa para el desarrollo de la actividad cotidiana. Otra reclamación común es la necesidad de dotar a estos centros de transporte, comedor y actividades extraescolares.

Nadie discute que es prioritario mantener un sistema educativo adaptado al medio, eficaz, inclusivo y que ofrezca posibilidades de éxito pedagógico como el que pueden ofertar las escuelas rurales de Canarias. Pero nada de esto sería posible sin un profesorado provisto de una ética ejemplar, que viven con pasión el magisterio y muy comprometido en ofrecer contenidos curriculares adecuados al entorno y al alumnado.

Premio Viera y Clavijo 2017

A pesar de los déficits, la enseñanza en estos centros comporta importantes ventajas académicas y sociales. Entre ellas está el hecho de que los estudiantes más pequeños intenten imitar los comportamientos de los mayores, lo que permite que se desarrolle más rápidamente la cooperación y el entendimiento.
Asimismo, al compartir el mismo espacio y a través de las explicaciones del profesorado, el alumnado de menor edad va familiarizándose con conocimientos que abordará en cursos escolares venideros. Dado el reducido número de estudiantes, en estas escuelas se percibe una instrucción más personalizada y mayor entusiasmo en la realización de actividades escolares, así como mejores condiciones para el aprendizaje.
Las escuelas unitarias fueron distinguidas con el Premio Viera y Clavijo 2017, la máxima distinción en el ámbito educativo de Canarias. En octubre de 2020, una delegación del STEC-IC reivindicó la aprobación en Consejo de Gobierno de Canarias del Acuerdo Marco de Escuelas Unitarias de Canarias, firmado en Los Llanos de Aridane en 2014, terminando así con muchos años de incumplimientos y abandono de estas escuelas.

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