AEROPUERTO

El aeropuerto de Lanzarote, uno de los más rentables y entre los más corrientitos del país

Interior de la antigua terminal del aeropuerto de Lanzarote. Foto Memoria Digital de Lanzarote.
Interior de la antigua terminal. Foto Memoria Digital de Lanzarote.

Ha tenido un tratamiento rácano en las últimas décadas, pero que un edificio tan impersonal en Lanzarote lleve el nombre de César Manrique tiene su aquello

El aeropuerto de Lanzarote, uno de los más rentables y entre los más corrientitos del país

El aeropuerto de Lanzarote está entre los más corrientitos de todo el país, dejando a un lado su funcionalidad. La construcción de la actual terminal aeroportuaria destinada a los vuelos internacionales y nacionales significó la pérdida de una oportunidad única para hacer buena arquitectura en la isla en un equipamiento sin parangón. Al mismo tiempo, se dio un paso atrás en la terminal interinsular, puesto que apenas queda rastro del singular interiorismo que, en su día, llamó gratamente la atención de quienes lo transitaban: estaba claro que no estaban en un aeropuerto cualquiera; estaban en el coqueto aeropuerto de Lanzarote.

Lo interesante es la actitud

Aquel grave error cometido no tiene remedio. La isla no fue capaz de cerrarse en banda, rechazar aquel proyecto de terminal y exigir otro que, funcionalidad y operatividad apartes, al menos le guiñara un ojo, cómplice y moderno, a la tradición arquitectónica lanzaroteña. No obstante, cualquier iniciativa tendente a corregir aquella situación siempre será bienvenida, como es el reciente anuncio de que el Cabildo y Aena trabajarán conjuntamente para que la redacción del proyecto de remodelación del área terminal “se adecúe al entorno de la isla y al paisaje circundante”.

Aena licitó en julio, por importe de 4,6 millones de euros, las asistencias técnicas del proyecto de remodelación del área terminal del aeropuerto, que contempla la optimización funcional de todos los procesos operativos, el incremento de superficies y la introducción de nuevas tecnologías. No parece una gran cosa, pero menos es nada. Lo interesante es la actitud, la intención de participar en la estética de las infraestructuras aeroportuarias que actualmente gestiona Aena, algo que ha caracterizado al Cabildo casi siempre.

1947, apertura al tráfico aéreo nacional

A principios de 1947 tuvo lugar la apertura al tráfico aéreo nacional del entonces aeropuerto militar de Lanzarote. El 15 de junio de 1954, se inauguró el bar de la terminal con un mural de César Manrique, realizado un año antes por encargo del Cabildo. El tema del mural es la isla: su gente, su arquitectura, su geología, su fauna, su vegetación... Es manifiesta la influencia del cubismo picassiano en la composición y del colorido matissiano en la paleta que emplea. La antigua terminal alberga en la actualidad el Museo Aeronáutico, en cuyas paredes se exhibe una réplica de aquel mural.

En 1969, se inaugura el nuevo edificio de la terminal del aeropuerto, que es la actual terminal de vuelos interinsulares, bajo la impronta artística de César Manrique, quien aporta un nuevo mural que todavía se conserva. A trasmano, todo sea dicho. En marzo de 1970 se produce la apertura del aeropuerto al tráfico aéreo internacional. Una de las esculturas móviles de la serie Juguetes del Viento del artista, hoy en fase de restauración, se alza en una de las rotondas interiores del recinto aeroportuario. La propia pista de aterrizaje y despegue la acometió la empresa de Vías y Obras que creó el Cabildo en aquellos años para acometer las grandes obras de infraestructura que necesitaba la isla.

Interior de la antigua terminal. Foto Memoria Digital de Lanzarote.
Interior de la antigua terminal. Foto Memoria Digital de Lanzarote.

“Un servicio de primera calidad”

En los años 80 del siglo pasado, se produjo un fuerte crecimiento turístico y urbanístico que saturó y desbordó la capacidad de la terminal aeroportuaria, por lo que en 1988 se acometió su ampliación y reforma. Se construyó una calle de rodaje, paralela a la pista, se amplió el área de estacionamiento y se se dispuso de un edificio terminal con una superficie total de 14.000 metros cuadrados y un aparcamiento para 500 coches. La terminal preexistente fue remodelada y se dio un tratamiento diferenciado a los tráficos nacionales e internacionales.

A principios de 1999 y con la intención de ofrecer “un servicio de primera calidad”, se planificó duplicar la capacidad de la terminal de 2.200 a 4.400 pasajeros/hora. El nuevo edificio terminal tendría una capacidad suficiente para responder a la demanda de más de siete millones de pasajeros anuales. Las infraestructuras se completaron con nuevos accesos, aparcamientos de vehículos y torre de control.

Cuesta creer que un aeropuerto que se encuentra entre los primeros del país por tráfico de pasajeros y por rentabilidad haya tenido un tratamiento tan rácano en las últimas décadas. Pero que un edificio tan impersonal en Lanzarote lleve el nombre de César Manrique tiene su aquello.

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