URBANISMO

El paisaje urbano de Arrecife y su conurbación pide a gritos una ordenanza estética

Zona Industrial de Tenorio, en Arrecife, uno de los espacios donde es más urgente intervenir. Foto JL Carrasco.
Zona Industrial de Tenorio, en Arrecife, uno de los espacios donde es más urgente intervenir. Foto JL Carrasco.

San Bartolomé promovió un exitoso proceso de diálogo y concertación con los agentes económicos radicados en el Parque Comercial e Industrial de Playa Honda

El paisaje urbano de Arrecife y su conurbación pide a gritos una ordenanza estética

Sólo el Ayuntamiento de San Bartolomé parece haber tomado conciencia de las amenazas sobre la fragilidad paisajística de los entornos urbanos en Lanzarote, desde la proliferación de colorines a los grandes rótulos comerciales en los establecimientos que, en realidad, hacen de vallas publicitarias. No deja de ser llamativa tanta inhibición actual por parte de los poderes públicos, especialmente del Cabildo, pues fue esta institución la que acordó redactar una ordenanza de defensa del paisaje y sobre las construcciones turísticas. Corría el año 1966.

1967: Lanzarote retira las vallas publicitarias

En enero de 1967 se aprobó el ‘Reglamento de Defensa del Paisaje y de la Arquitectura Popular Lanzaroteña’. Las vallas que entonces había en pie fueron derribadas y, en adelante, a casi nadie en la isla se le ocurriría recurrir a este agresivo método publicitario para anunciar sus servicios. Para la población lanzaroteña, aquella medida se convirtió en un motivo de orgullo colectivo y en seña de identidad común. En muy poco tiempo, este postulado de César Manrique fue interiorizado por la gente, que se erigió de forma voluntaria en la primera línea de defensa del paisaje.

Casi sesenta años después, la regresión es evidente en toda la isla, con la excepción antes citada. San Bartolomé promovió un exitoso proceso de diálogo y concertación con los agentes económicos radicados en el Parque Comercial e Industrial de Playa Honda en base a las propuestas de un equipo formado por los arquitectos Jin Taira, Flora Pescador y Vicente Mirallave. El código estético resultante, inspirado en los valores paisajísticos insulares, ha sido ampliamente aceptado y la transformación visual resultante es evidente.

El territorio del caos y la banalización

Arrecife debería coger recortes, urgentemente, ya que este mismo problema se aprecia, en general, en la periferia, algunas de sus zonas industriales —como Tenorio— y en la conurbación de la ciudad. Los colorines a tutiplén, los grandes carteles publicitarios, las naves y otras tipologías constructivas, las estaciones de servicio, las carreteras o el mobiliario urbano son tan vulgares en esta franja de fisonomía urbana que podrían estar en un barrio periférico de cualquier ciudad sin interés.

En la conurbación de Arrecife acontece la mayor parte de la actividad económica y se encuentran las dos puertas de entrada a la isla, puerto y aeropuerto, pero no hay ni rastro de los valores paisajísticos de los que Lanzarote presume. Es el territorio del caos y la banalización y sólo generan extrañamiento y rechazo. En este ámbito, la carencia de redes de espacios libres es inaudita y donde la jardinería, cuando existe, está mal resuelta.

La obra de un artista

"La obra de un artista y la defensa de unos valores originales en la isla ha producido un intenso compromiso e identificación entre sus habitantes y su pervivencia”, sentencia Biocrit. Por ello, propone mirar hacia la manera histórica de intervenir en el territorio, la singular y sabia arquitectura tradicional y la obra espacial de Manrique. En estos aspectos radica un modelo personal y único y que ha sido asumido mayoritariamente por la población con independencia de la existencia de normas establecidas. Lo mismo sucede con la conservación del paisaje, las actitudes en su limpieza o la notable ausencia en el interior de la isla, comparativamente con el resto del Archipiélago, de actos censurables como lugares abandonados, destrozos o pintadas.

Biocrit. Análisis crítico del actual paisaje insular de Lanzarote diagnostica la distorsión de la singularidad paisajística y la denominada ‘marca Lanzarote’. El informe obedece a una propuesta de la Reserva de la Biosfera con la intención de abrir un debate sobre la situación actual del paisaje insular y generar un diagnóstico sobre la evolución de su calidad y sus posibles distorsiones.

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