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La casa bonita que legó Manuel García Ramírez

Su vocación, tanto la de su primer propietario cuanto del edificio, es inequívoca: contribuir a crear una ciudad agradable, elegante y alegre.

La casa bonita que legó Manuel García Ramírez

Casa García Ramírez. Así es conocida una de las viviendas más bonitas de Arrecife, un inmueble de estilo modernista fechado en la primera década del siglo XX y ubicada en el número 6 de la calle Fajardo. La pieza es de dimensiones reducidas, pero de una gran delicadeza que se ve alterada, cómo no, por el odioso cableado que atraviesa y afea su fachada, tan común en toda la ciudad y tan dañino para la arquitectura y el patrimonio. Y para la vista.
 
Hay pocos ejemplos de arquitectura modernista en Lanzarote, pero los existentes no pasan desapercibidos. La isla participa de la transición de la arquitectura decimonónica a la del XX con propuestas surgidas desde los sectores más ilustrados de la burguesía local, que tratan de dejar su impronta en este apartado rincón del Océano Atlántico. Innovación, novedad, proyección de futuro y buen gusto, aunque en su debida escala, dejan su huella con este estilo estético típicamente urbano. 
 
La vía trasera, la calle Colegio, carece de salida hacia el naciente
El ejemplo que nos ocupa es centenario y se encuentra muy bien conservado. Algo que es bastante raro entre los hijos y residentes de la ciudad, ya que somos muy poco dados, en general, a poner en valor la arquitectura del pasado. Al contrario, más bien, nos inclinamos por recurrir a la pala mecánica y tocar parejo hasta la demolición para otorgarle el máximo uso productivo al solar resultante.
 
La parcela donde se ubica este inmueble es alargada y de traza rectangular, discurriendo entre la calle Fajardo y la vía trasera, la calle Colegio, que carece de salida hacia el naciente. La razón de esta rareza urbanística obedece al trazado irregular de la manzana, con forma de ‘U’, configurada a principios del entre las calle Real y Fajardo. El interior de esta ‘U’, la calle Colegio, se consolidó como vía de servicio de los inmuebles cuyas fachadas principales dan a las dos céntricas calles antes citadas.
 
El detestable cableado que la hiere no consigue empañar su sutil belleza
Funcionalidad y belleza se abren paso en la fachada de esta casa situada en el arranque del antiguo camino a San Bartolomé. El inmueble tiene dos plantas con cubierta plana de azotea. Presenta zócalo de granito rojo y remate abalaustrado y calado, en tramos separados y rematados por florones. Su propietario, Manuel García Ramírez, se inclinó por una casa de estilo modernista en el Arrecife de principios del XX, quizá convecido de que era lo suyo en una ciudad que esperaba que el Muelle Grande la convirtiera en un puerto con cierta actividad comercial, moderna y pujante.
 
Su vocación, tanto la de su primer propietario cuanto del edificio, es inequívoca: contribuir a crear una ciudad agradable, elegante y alegre. Y lo consiguen a través de los azulejos policromados con decoración vegetal y geométrica, únicos en la isla, y, en la segunda planta, con los balcones de rejería adosados, con vanos y carpintería adintelada. El detestable cableado que la hiere no consigue empañar la sutil belleza de este inmueble.

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