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Muelle de la Pescadería, entre la zambullida y Emilín

El muelle de la Pescadería se convirtió en zona de baños en verano y, sobre todo, en el territorio de Emilín Tavío Cabrera, pescador profesional ya jubilado

Muelle de la Pescadería, entre la zambullida y Emilín

El muelle de la Pescadería fue durante décadas uno de los dos patios de juegos de la escuela de don Pedro Hernández Cerdeña, que estuvo situada en la calle Blas Cabrera Felipe, frente a la fachada norte del antiguo Parador de Turismo. El otro fue el parque José Ramírez Cerdá, un verdadero paraíso para que pudieran explayarse al modo y durante media hora los chicos de hasta diez años de edad, antes de su ingreso en el instituto. Cuando la escuela cerró, el muelle de la Pescadería se convirtió en una zona de baños y zambullidas en verano y, sobre todo, en el territorio de Emilín Tavío Cabrera, pescador profesional ya jubilado.
 
El muelle de la Pescadería forma parte del Catálogo Municipal
 
El muelle de la Pescadería es de planta rectangular y cuenta con dos escalinatas que bajan hasta el mar. Esta pequeña infraestructura portuaria forma parte del Catálogo Municipal y está protegida con un grado de protección integral, no así la pesca tradicional o los pescadores de bajura, que se encuentran en verdadero peligro de extinción. En el muelle de la Pescadería se permiten las intervenciones de conservación, restauración y consolidación.
 
La fortuna ha sonreído a este pequeño muelle porque aun desempeña la función para la que fue concebido, así sea con carácter marginal. A un costado, cerca del quiosco, descansa el carrito que en su día habilitó Emilín, una estructura muy simple cubierta con un toldo azul. Es el puesto de  pescado en el que su hijo, Javier, sigue la estela de su padre. A media mañana, desembarca la pesca del día capturada en el litoral próximo y que vende a los clientes habituales y a los curiosos que se acercan atraídos por una estampa tradicional.
 
La vecindad de Arrecife acordó costear un pequeño dique en el XIX
 
Esta obra de ingeniería, de piedra labrada irregular y de diferentes dimensiones trabada con argamasa, data de 1834. Ante la desidia gubernamental, la vecindad de Arrecife acordó por aquella época costear un pequeño dique que sólo penetraba en el mar con cinco metros de espigón. En algún lugar había que atracar las embarcaciones para las operaciones marítimas de carga y descarga. La debilidad estructural de la obra quedó de manifiesto de inmediato y el muelle tuvo que ser reparado, tarea de la que se encargó el maestro Vicente Gutiérrez entre 1874 y 1877.
 
Emilín se dedicó a la pesca durante medio siglo, al principio en embarcaciones de vela. En ellas se curtió como navegante hasta que se convirtió en tripulante de barquillos de vela latina. A principios de la década de los ochenta del siglo pasado funda el Club de Vela La Pescadería, pionero de las regatas en Arrecife. Emilín sigue navegando y cuida con mimo el Isla de Lanzarote, el barquillo de 8,55 metros del Cabildo que descansa cerca del muelle, en su almacén situado en la calle Periodista Viera.

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