En 2019 se cumplen 40 años del inicio del Pueblo Marinero, una original edificación ubicada en Costa Teguise que rinde tributo a la arquitectura tradicional lanzaroteña. Está fechada entre 1979 y 1982, ya que se construyó en dos fases. En colaboración con el arquitecto Alfonso Galán Campos, César Manrique diseña este conjunto peatonal en el que expone diversas soluciones constructivas tomadas de la arquitectura vernácula, entre ellas de la Villa de Teguise. Salpicadas por la presencia de vegetación, las diferentes unidades se articulan en torno a una plaza central, a la que en algún momento César pensó en ponerle el nombre del pintor catalán Joan Miró.
“Todo el sabor de un pueblo canario tradicional”
En 1981, a punto de concluir las obras, la empresa Unión de Explosivos Río Tinto, promotora de la urbanización de Costa Teguise, lo promocionaba así: “El Pueblo Marinero es uno de los conjuntos urbanísticos de más reciente creación en Costa Teguise. Bajo la dirección de César Manrique y su equipo está surgiendo frente al mar con todo el sabor de un pueblo canario tradicional. Todo el interior es peatonal y las viviendas son totalmente personalizadas, ninguna es igual a otra (…)”.
Diez años antes, César comienza a trabajar en las imágenes del libro Lanzarote. Arquitectura inédita, con la colaboración del fotógrafo Francisco Rojas Fariña, que se publica en 1974. En él, Manrique hace un inventario gráfico de la arquitectura popular de Lanzarote con la intención de contribuir a preservar el patrimonio. De alguna manera, en el Pueblo Marinero el artista plasma el catálogo arquitectónico inventariado en el libro: volúmenes, variedades de cubiertas, chimeneas, muros o carpinterías en galerías, puertas y ventanas.
Costa Teguise cuenta con algo más de ocho mil residentes y unas 18.000 plazas
Al iniciarse las obras, en 1979, César activa, junto a otros compañeros y amigos de la isla, la creación de una asociación ecologista para la conservación y defensa del paisaje, el Círculo Ecologista de Lanzarote, y al concluir, en 1982, es nombrado miembro honorario de la Fundación Van D’Abeod que le concede la Nederlans Laureat Van D'Abeod, Holanda. En este recinto se abrieron paso tiendas, restaurantes, bares, pubs...
Hoy, , contabilizando las hoteleras y las extrahoteleras. Estas cifras están muy lejos, afortunadamente, de los planes originales que la división inmobiliaria de Unión de Explosivos Río Tinto tenía para esta zona. Las informaciones publicadas a finales de 1972 daban cuenta del proyecto de construcción de una urbanización turística sobre superficie de doce millones de metros cuadrados y con una inversión 15.000 millones de pesetas (noventa millones de euros).
Se hablaba en aquella época de 50.000 plazas turísticas y la construcción de treinta hoteles, de los que cinco serán de cinco estrellas. Asimismo, contemplaba “una gigantesca ciudad deportiva”, tres playas artificiales y un puerto deportivo. “Los servicios del magno proyecto estarán asegurados por plantas propias de producción de energía eléctrica y de potabilización de agua marina”, se aseguraba entonces. Con el paso de los años, el Pueblo Marinero fue perdiendo su esencia, siendo preciso intervenir para reintroducir las especies vegetales originales, entre otros aspectos.