Lugares con historia

Acatife, restaurante y referente gastronómico, turístico y cultural de Teguise

Acatife
Acatife

Abrió sus puertas en 1961 y muy pronto destacó por sus especialidades en platos típicos isleños, erigiéndose en un lugar de encuentro, prácticamente en un club social

Acatife, restaurante y referente gastronómico, turístico y cultural de Teguise

Acatife da nombre a un señero restaurante y referente gastronómico, turístico y cultural de Teguise. Abrió sus puertas en 1961 y muy pronto destacó por sus especialidades en platos típicos isleños, erigiéndose en un lugar de encuentro, prácticamente en un club social en La Villa. Este lugar debió haber estado ocupado ya por la población aborigen y debió ser incluso uno de los principales, si no el principal, asentamientos de la isla bajo la denominación de ‘Acatife’, cuya traducción al castellano fue la de ‘Gran Aldea’.

INNOVADORAS TÉCNICAS DE PUBLICIDAD

Su apertura generó expectación al anunciarse en “Antena” recurriendo a las innovadoras técnicas de publicidad vigentes en la época. Con unas semanas de antelación, su promotor, Domingo Hernández Peña, apeló al misterio. En marzo de 1961, el semanario publicó un escueto y enigmático “Hostal Acatife ¿…?”. En la siguiente edición se dio otro paso: “¿Dónde está el Hostal Acatife?”. La incógnita se despejó el 4 de abril: “El Hostal Acatife está en la Villa de Teguise (…) Abrirá sus puertas, a quienes quieran ser sus clientes, el próximo domingo, día 9 de los corrientes”.

El hostal y restaurante se presentó en sociedad como un establecimiento amplio, sencillo, limpio y sin pretensiones. “El Hostal Acatife no cobrará más caro que cualquier bar o restaurante. Tampoco más barato”, y su oferta contemplaba cómodos dormitorios, amplio comedor, salón de té, salas de juego, bar, jardín, terraza… Muy pronto destacó por sus especialidades en platos típicos isleños, erigiéndose en un lugar de encuentro de la vecindad.

EJEMPLO DE ARQUITECTURA DOMÉSTICA

Un año más tarde, Segundo Duque Fontes y a su mujer, Carmen Abreut Camacho, se hicieron cargo del establecimiento, inaugurando una prestigiosa saga familiar que ha explotado el negocio durante décadas, aunque con algún breve paréntesis. La antigua casa de Antonio Cabrera, primero, y Domingo Cancio, después, es un ejemplo de arquitectura doméstica del Conjunto Histórico-Artístico de la Villa de Teguise.

Situado en la céntrica plaza de la Constitución, justo enfrente de la iglesia de Guadalupe, el traspasar el zaguán del inmueble surge el patio canario, más tarde transformado en una luminosa y frondosa área de bar, en torno a la que se distribuyen los comedores. Las mesas situadas junto a las amplias ventanas de la fachada principal fueron siempre las más disputadas por los clientes, pues disfrutan de las vistas al exterior entre suelos y techos de madera. Particularmente noveleras a la hora de la entrada o salida de misa, o cuando se celebra alguna boda o bautizo.

REUNIONES Y TERTULIAS

A propuesta del Cronista Oficial del municipio, Francisco Hernández Delgado, el matrimonio Duque Abreut tiene una calle en La Villa por acuerdo plenario municipal. Según la propuesta de Paco Hernández, regentaron durante más de veinte años el restaurante hasta convertirlo en un referente gastronómico, turístico y cultural de Teguise, sobresaliendo por su cocina y por acoger reuniones, tertulias literarias, manifestaciones culturales, deportivas y congresos.

“El País” publicó en 2005 un reportaje dedicado a las históricas villas de las dos majoreras del Archipiélago, titulado: “Delicadeza rural en Canarias. Betancuria y Teguise, dos ejemplos de conservación en las islas orientales”. Calificaba de “curioso el añejo restaurante Acatife”. Debía referirse, entre otras cosas, a dos afamados platos: el cabrito al horno y el pescado empanado. El secreto del pescado empanado era el macerado previo al que se sometía a los filetes, y que se regaba, en los inicios, con el vino de La Geria que don Severino Bethencourt Ramírez (Teguise, 1909-1973), embotellaba, una a una, en su casa en el pueblo. Por estas y otras muchas razones, La Villa y Acatife significan exactamente lo mismo para las generaciones más viejas de la isla.

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