ARRECIFE

Arquitectura y urbanismo en Arrecife, cosa de hombres y para los hombres

Árbol y sombra en la Avda. de Arrecife.
Árbol y sombra en la Avda. de Arrecife.

Desde una perspectiva feminista, Arrecife debería proponer un urbanismo centrado en el ser humano y no en la eficiencia economicista típicamente masculina

Arquitectura y urbanismo en Arrecife, cosa de hombres y para los hombres

La arquitectura y el urbanismo están en manos masculinas, a pesar de que cada vez hay más mujeres arquitectas y urbanistas. Pasa como en la judicatura: las mujeres juezas son mayoría, pero la cúpula dirigente es masculina. Arrecife es un claro exponente de un urbanismo y una arquitectura diseñada de forma mayoritaria por hombres y para los hombres, por lo que necesita enfoques feministas sin dilación.

Con una perspectiva feminista, Arrecife propondría un urbanismo centrado en el ser humano y no en la eficiencia economicista típicamente masculina. La ciudad dejaría de ser considerada una inmensa fábrica para convertirse en un hogar, y todo pasaría por lograr espacios urbanos más igualitarios, inclusivos y respetuosos. Es decir, habría que dejar de lado no sólo las propuestas economicistas y las procedentes de los conductores, sino, en general, de quienes idean Arrecife desde/para un hombre maduro que trabaja, esencialmente desde/para un varón productivo.

El predominio de los vehículos a motor

Sobe esta necesidad, para muestra un botón. Hace unos días, el Colegio de Arquitectos de Gran Canaria se ha visto obligado a pedir perdón por no incluir a mujeres en la IX Semana de la Arquitectura 2023. Previamente, el Instituto Canario de Igualdad había remitido una queja formal al Colegio “por discriminar a las mujeres en la programación de su Semana de la Arquitectura”, que arrancó el viernes 29 de septiembre. La queja se trasladó después de que asociaciones de mujeres profesionales hicieran público su descontento por la ausencia de perfiles femeninos en las distintas ponencias programadas.

La preeminencia masculina en la arquitectura y el urbanismo forma parte de las esferas del poder y de la toma de decisiones, y tiene su máxima expresión en el predominio de los vehículos a motor y en las aspiraciones de quienes los conducen. Frente a la concepción masculina de la ciudad, que obliga a afrontar grandes desplazamientos diarios, prioriza los coches, fomenta los espacios en desuso o concibe las calles como lugar de tránsito y no de encuentro, se contrapone un urbanismo feminista. Este engloba aportaciones hechas desde varios ámbitos del urbanismo y la arquitectura sobre la proyección de ciudades sostenibles, aptas para la vida cotidiana y centradas en las necesidades de las personas, y no de los automovilistas.

La ciudad se reduce a casa-trabajo-casa

Desde el enfoque varonil y que está abocado a perder influencia, orientado hacia los hombres en edad productiva aunque aspira a seguir dominando, la función de la ciudad se reduce a casa-trabajo-casa. Y coches, muchos coches. En cambio, una mirada feminista en Arrecife y su conurbación se detendría, por citar un ejemplo, en el itinerario que realiza una mujer de 65 años de edad en su día a día: casa-supermercado-médico-farmacia-casa-colegio-nietos-casa-actividades extraescolares-parque-casa.

Este esquema requiere aceras anchas, ausencia de barreras arquitectónicas, calles peatonales y tráfico pacificado, bancos para sentarse a descansar y árboles con zonas de sombra en las calles, un transporte público eficiente o parques y jardines cercanos. Requiere, en suma, que el centro de las acciones urbanas gire en torno a las necesidades de niños, niñas, personas mayores o personas con diversidad funcional, porque esta mirada atiende a las necesidades de todos y de todas. Cuando la ciudad se piensa al volante de un coche, no sale una propuesta cívica, sino una inmensa red viaria. Cuando la ciudad se piensa desde la perspectiva de un peatón que se pone en el lugar de los otros, sale un espacio humano y de convivencia.

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