CIUDAD

Arrecife, una ciudad a contrapié: más coches y menos movilidad sostenible

Marina de Arrecife.
Marina de Arrecife.

Arrecife es una urbe que tiene mucha tarea por delante para convertirse en el tipo de ciudad que se lleva ahora, compacta y al servicio de la ciudadanía

Arrecife, una ciudad a contrapié: más coches y menos movilidad sostenible

Arrecife es una ciudad dispersa y difusa, poco sostenible, que cuenta con grandes bolsas de suelo vacías dentro de su trama urbana, con edificaciones de escasa altura, y, por ello, es poco densa y, por lo tanto, ineficiente. Esto pone de relieve que Arrecife es una urbe que tiene mucha tarea por delante para convertirse en el tipo de ciudad que se lleva ahora, compacta y al servicio de la ciudadanía. Hoy, 31 de octubre, Día Mundial de las Ciudades, subraya que Arrecife está muy lejos de parecerse a lo que aspira a ser.

Sabemos que Arrecife es una ciudad porque, tradicionalmente, lo es cualquier asentamiento con más de 10.000 habitantes y aquella ya sobrepasa los 63.000 residentes. Lo es, asimismo, porque la gente no se dedica al sector primario, sino al comercio y los servicios, y tiene un perfil de ciudad portuaria de antiguo. Y lo es, sobre todo, porque, en cuanto capital de Lanzarote, incorpora el sentido político de ciudad, aunque sea discutible la existencia de un proyecto claro y ampliamente aceptado de ciudad.

Arrecife, el centro de una gran conurbación

La vida en las ciudades supone una oportunidad de desarrollo para las personas, son un hervidero de ideas, centro de comercio, cultura, ciencia y comunicación, pero también plantea problemas de desarrollo sostenible, movilidad y accesibilidad, contaminación, infraestructuras o habitabilidad. En su escala, todo esto también se aprecia en Arrecife. El desafío consiste en que las ciudades deben ser diseñadas para vivir juntos, crear oportunidades, permitir la conexión e interacción, y facilitar la utilización sostenible de los recursos.

En el caso de Arrecife, la ciudad ocupa el centro de una gran conurbación cada vez más definida, turística y residencial en la costa y residencial en el interior, aunque toda la isla es en realidad la ciudad [jardín] y Arrecife su suburbio. Entre residentes y turistas, este espacio concentra al 80 por ciento de la población total que se encuentra en cada momento en la isla, y se caracteriza por la alta movilidad motorizada que tiene lugar en su red viaria. El automóvil es el protagonista indiscutible sin que acontezca debate ciudadano alguno sobre la sobre motorización existente.

Desincentivar el uso del coche

En este contexto, Arrecife sigue obsesionada en asfaltar calles y parece reducir los problemas urbanos a la necesidad facilitar el tráfico automovilístico para poder llegar en coche a todos lados, disponer de más plazas de aparcamientos en el espacio público y, a ser posible, gratuitas. El uso generalizado del automóvil privado no es objeto de discusión, por lo que tampoco se plantean medidas para desincentivar su uso, mientras en el conjunto de Europa la tendencia es la opuesta: que haya menos coches en las ciudades

Desincentivar el uso del coche y fomentar la movilidad sostenible es todo uno en las ciudades realmente comprometidas con los tiempos. Pero en Arrecife no se atisban políticas encaminadas a mejorar la calidad del aire y disminuir la siniestralidad, el ruido, la ocupación de espacio público, las emisiones que provocan cambio climático y la fragmentación del territorio que ocasiona el sistema de movilidad imperante. Arrecife es una ciudad a contrapié: cada vez hay más coches y menos movilidad sostenible.

Modelo de urbanismo disperso

Tampoco parece preocupar que la construcción de carreteras fomenta el uso del vehículo privado y el modelo de urbanismo disperso que incrementa las distancias a recorrer y la necesidad de utilizar el coche. Ante esta tendencia, no hay nada encaminado a revertir el modelo de urbanismo disperso que posibilite la creación de una ciudad más compacta y que reduzca la necesidad de movilidad.

Por último, no se tiene en cuenta que el aumento de la velocidad aumenta el consumo de combustible y, por lo tanto, la emisión de gases contaminantes, por lo que resulta imprescindible establecer límites de velocidad inferiores a los actuales. Del mismo modo, no existe una gestión sostenible de aparcamientos encaminada a reducir los estacionamientos rotatorios en el centro y sus inmediaciones. En efecto, hay muchísima tarea por delante.

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