Arrecife, Clermont-Ferrand y Puy-de-Dôme, unidos cada 25 de agosto por San Ginés

Iglesia de San Ginés.
Iglesia de San Ginés.

La ciudad de Arrecife no posee vínculos formales con Clermont-Ferrand, lo cual resulta chocante porque, además de un santo, ambas tienen en común los volcanes

Arrecife, Clermont-Ferrand y Puy-de-Dôme, unidos cada 25 de agosto por San Ginés

Ginés es un nombre relativamente común en Arrecife porque da nombre al patrón de la ciudad, un patrón algo insólito porque procede de Clermont-Ferrand, una localidad situada en centro sur de Francia. Se sabe poco de él. Llegó a obispo, administró su congregación con sabiduría y poco más. Tampoco está muy claro por qué un pequeño puerto de una isla marginal que forma parte de un apartado archipiélago del Atlántico y situado a casi 3.000 kilómetros de distancia decidió adoptar un santo de aquel país como patrón.

¿Regalo de un hijo de la ciudad de Clermont-Ferrand?

Celebrar el día de San Ginés es lo mismo que celebrar el día de Arrecife. Además de santo y ciudad, San Ginés y Arrecife son dos instituciones, eclesiástica la primera y en forma de parroquia, laica la segunda y en forma de municipalidad. Parroquia y ayuntamiento tienen un mismo origen, fechado hace 225 años. Para las personas curiosas, Ginés es un nombre propio masculino de origen griego que precisamente significa ‘origen’ o ‘nacimiento’.

La actual imagen del patrón se instaló en 1798 en la antigua ermita, hoy iglesia de San Ginés. En los archivos parroquiales se recoge que “la imagen se conservaba tal y cómo había venido de La Habana, sin barniz ni vestiduras”. Se sabe que su imagen es “francesa con marcada influencia de la escuela andaluza, aunque su procedencia es americana”, según el libro Bienes Histórico-Artísticos de la Iglesia de San Ginés de Clermont de Arrecife, de Esther Olivero y Francisca Perera”. Quizá el trasiego de navegantes en este lugar del Océano contenga la respuesta al enigma, aunque pugna con otra versión que indica que se trata de un regalo de un hijo de la ciudad de Clermont-Ferrand y que dio lugar a la advocación a este santo en Arrecife.

Se cumplen 225 años de la parroquia de San Ginés

En cualquier caso, en el presente 2023 se cumplen 225 años de la parroquia de San Ginés. En aquella época, para disponer de ayuntamiento de un término municipal, se necesitaba ser parroquia, que viene a ser, aún hoy, una demarcación administrativa local, aunque carente de reconocimiento legal expreso. Pero, en el XVIII, el hecho de que un territorio estuviera bajo la jurisdicción espiritual del cura de almas, es decir, que tuviera la entidad de parroquia, era lo que abría la puerta a constituir un ente local para administrar los asuntos públicos.

Por lo tanto, en 2023 también se cumplen 225 años de la municipalidad de Arrecife, aunque era un lugar muy conocido con anterioridad. Según Maximiano Trapero y Eladio Santana en su Toponimia de Lanzarote, el nombre de Arrecife es antiguo, pues figura desde los primeros textos sobre la isla aunque era citado tan solo como lugar geográfico caracterizado por lo que su nombre designa, una gran y muy irregular plataforma rocosa que se adentra en el mar y que, por tanto, sirvió de puerto. “La mejor bahía de Canarias”, dijo Viera en el siglo XVIII.

Arrecife adquiere la condición de capital de la isla en 1847

Debido a esa configuración de la costa, el lugar sirvió como puerto de arribo a la isla y así aparece una y otra vez en la cartografía antigua y en la documentación histórica, como el arrecife o como el puerto del arrecife. Trapero y Santana señalan que el tránsito de aquella realidad geográfica hasta la actual designación del topónimo fue un proceso lento: primero un puerto, después una pequeña población que se fue asentado hasta que, finalmente, adquiere la condición de capital de la isla en 1847 al abrigo del auge del comercio de la cochinilla, desplazando a la Villa de Teguise y afianzándose como nueva centralidad económica y política de Lanzarote.

Arrecife no posee vínculos formales con Clermont-Ferrand, lo cual resulta chocante porque, además de un santo, ambas tienen en común los volcanes. La ciudad francesa está dominada al oeste por una meseta en la que se encuentra la cadena volcánica inactiva más grande de Europa, donde se halla el Puy-de-Dôme, su más célebre volcán. Se trata de una de las míticas cimas que suele coronar el Tour de Francia. Su atracción es tan magnética que recibe anualmente alrededor de medio millón de visitantes. Eso es un poco más de la mitad que las Montañas del Fuego. La cadena de volcanes de Puys es Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.

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