ARRECIFE

Unos ‘aseos’ impropios en pleno centro de la ciudad

Una primera deficiencia es un imbornal que, en lugar de absorber las aguas pluviales, lo que hace es apestar el tramo de acera, pues carece de algo tan simple como un sifón.
Unos ‘aseos’ impropios en pleno centro de la ciudad

Unos ‘aseos’ impropios en pleno centro de Arrecife, reflejo de un déficit en la pituitaria de los responsables municipales, retrata varias realidades. Una, la del apretón de las personas, que tienen sus apuros y, a falta de un descampado en pleno casco urbano, evacúan donde pueden, detrás de donde pueden. Como pueden.
 
Dos, la de los incívicos, aquellos a quienes le da igual ocho que ochenta y no entenderán jamás cuáles son los límites de su libertad personal. Y tres, la propia municipal que ni ve ni huele. Una realidad que, en general, no está, no mira, no ve, no percibe, no siente, no padece, no lee, no estudia, no escucha…
 
Tirar la basura en esos contenedores frente a la sucursal de Bankia, en una de las esquinas de la boca del muelle, en pleno inicio de la calle Real, en plena Avenida de la Marina de la ciudad, esa tan apreciada por todos, se convierte en una tarea para estómagos resistentes. Muy resistentes. Y casi lo mismo sucede al utilizar el cajero.
 
… improvisado cagadero, alivio de apretones, socorrido parapeto de incívicos…

Una primera deficiencia de la obra realizada está motivada por la existencia de un imbornal que, en lugar de absorber las aguas pluviales, lo que hace es apestar el tramo de acera, pues carece de algo tan simple como un sifón. A ese imbornal que debe haber conectado a las canalizaciones de aguas negras, algo insólito, se suma que la separación de los contenedores verdes del muro frente a los que se parapetan, sirve de improvisado cagadero, meadero, alivio de apretones, socorrido parapeto de incívicos en ausencia de baños públicos en el centro de la ciudad. 
 
En esto, Arrecife no ha cambiado. Es como hace medio siglo, cuando los esqueletos de los barcos viejos y varados en las calas próximas al castillo de San Gabriel servían de excusado, así como las paredes y alrededores de la propia fortaleza. Pero, todo sea dicho, y pensar que hace medio siglo hubo baños públicos en la esquina de enfrente… Sí, Arrecife fue una vez muy incívica, pero, a la vez, una ciudad moderna y adelantada en esto de los apretones. 
 
La solución no parece compleja, y se trata de juntar los depósitos entre sí y a la pared trasera. Nada más. Bueno sí, poner un sifón al imbornal. No parece mucho pedir. Lo de convertir la ciudad en un paraíso para los turistas de cruceros mejor lo dejamos para el siglo XXII. Y, sí, dígase: también hay mucho friqui en esto del urbanismo.

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