AGRICULTURA
El jable, un erial hasta que surgió SAT ‘El Jable’
22 de enero de 2019 (10:10 h.)
Se extiende poco a poco el consumo responsable y ético, incluso pagando un poco más por alimentos sanos y saludables marca Lanzarote.
Viento y arena blanca de playa. Hasta su aparición, el jable era tan solo esa amplia zona central de la isla salpicada de terrenos de cultivo —abandonados en su mayor parte— cubiertos de la arena marina desplazada por efecto del viento. Y para batatas buenas las del jable, que tan apreciadas fueron en el Reino Unido hace muchas décadas, porque ya se sabe que las de los enarenados son más aguachentas.
Este era el vocabulario básico hasta que surgió la Sociedad Agraria de Transformación (SAT) ‘El Jable’: un proyecto colectivo de agricultores que cultivan y conservan los ecosistemas agrarios de secano. Su irrupción ha dado un nuevo sentido al término jable al enriquecer el lenguaje agrícola en la isla, situándolo en el mundo contemporáneo aunque sin perder el anclaje con la sabiduría ancestral acumulada por varias generaciones de cosecheros.
SAT ‘El Jable’ pelea por generar valor añadido apostando por la calidad
La actividad agrícola es marginal en todas las sociedades desarrolladas debido a la especialización internacional del trabajo. Importante, pero marginal, y los mismo sucede en Lanzarote. La espiral de altos costes, baja productividad, bajos precios, bajas rentas y bajos salarios envuelve al sector agrario, ahogándolo. De ahí que sean tan valiosas repuestas como las de SAT ‘El Jable’, que pelea por generar valor añadido apostando por la calidad y la diferenciación. Proponen superar el anticuado y torpe individualismo isleño mediante un proyecto colectivo y la unidad de acción, reivindican el secano y defienden sus ecosistemas asociados.
Batatas, cebollas, papas y legumbres ecológicas. Esta es su gama. Hasta aquí se les entiende todo. Las dificultades, para algunos, surgen cuando aparecen conceptos como cooperativa, agroecología o soberanía alimentaria, cuando en realidad ‘El Jable’ defiende la verdadera agricultura tradicional lanzaroteña: de secano, libre de aguas regeneradas y libre de productos fitosanitarios y fertilizantes. No, no son ecologistas fundamentalistas, sino personas inteligentes que recurren a la tierra, al viento y al sol para sacar adelante sus producciones. ¿Y las subvenciones y las ayudas europeas? No, esto no es el lobby del plátano.
No renuncian a actuar como el lobby palmero en defensa de los intereses comunes
La agricultura ecológica es el presente y el futuro, en el jable o en enarenados naturales y artificiales. La receta es cooperativismo, dejar el pernicioso politiqueo en la puerta de la calle, actuar juntos y unidos como un solo operador, calidad de las semillas y de los productos, planificación de las producciones, sostenibilidad de los suelos, introducción de tecnología, capacidad para abastecer el amplio mercado interno a través de la cercanía, concentración de la oferta, imagen de marca y utilizar un único canal de venta. Para ello, no renuncian a actuar como el mismísimo lobby palmero en defensa de los intereses comunes, si fuera necesario. Conseguir el volumen de las ayudas o el grado de protección que recibe el plátano es otra cuestión.
El consumo responsable y ético es otra cosa, incluso la decisión de pagar un poco más por productos marca Lanzarote, por alimentos sanos y saludables, que, además, contribuyen al mantenimiento del paisaje insular. A tales fines, habrá que reclamar más ayudas para el sector, pero sin injerencias políticas y electorales de bajo vuelo. El jable parecía condenado a convertirse en un erial hasta el nacimiento de SAT ‘El Jable’, que apunta alto y mira lejos.