Un año de cárcel y 223 latigazos
Y una multa de 20 millones de riales (unos 600 euros). Esta es la sentencia a la que ha sido definitivamente condenado el jovencísimo cineasta iraní Keywan Karimi y que está cumpliendo desde el pasado 22 de noviembre en una cárcel de Teherán. Su delito: haber realizado una película, un muy humilde documental de apenas una hora de duración titulado “Writing on the city”, considerado por el régimen de su país como “propaganda antigubernamental” y “un atentado contra la integridad de los valores religiosos”. Ninguna de estas acusaciones se corresponde con la realidad, como podrán comprobar ustedes mismos en el CIC El Almacén, donde la película será proyectada este sábado, 18 de marzo, a partir de las 21.00 horas, en solidaridad con Karimi y en reivindicación de su libertad.
“Writing on the city” se presenta como un recorrido por la historia más reciente de Irán a través de los grafitis pintados en las paredes, una propuesta tan original como atractiva, por inédita. Aquí caben las pintadas reivindicativas de los tiempos de la revolución islámica de Jomeini, que precipitaron la caída del Sha, rescatadas por Karimi mediante imágenes de archivo. Pero también los murales oficiales del gobierno en honor a los mártires de la guerra con Irak. Y así, Karimi abarca hasta los tiempos más recientes de la Revolución verde, opuesta al régimen. Karimi no es un activista. Se limita a documentar 30 años de historia de su país sirviéndose únicamente de lo que ha estado escrito en los muros y las paredes de las ciudades durante todo ese tiempo. “Writing on the city” es una reflexión sobre el grafiti como medio de expresión tanto para la insurgencia como para la sumisión, tal cual experimentamos en los países occidentales. O al menos esa podría ser una de las lecturas que propone.
En 2013, Karimi colgó un simple tráiler de la película en youtube y esto bastó a la policía gubernamental para irrumpir en su casa, destruir discos duros y recluirlo quince días en prisión, sin siquiera haber visto la película completa. Karimi ya había sufrido varios encontronazos anteriores con las autoridades a raíz de sus primeros cortos, pero ninguno tan grave como esta condena desmesurada. El juicio ha durado más de dos años, en los que Karimi ha podido terminar, en medio de terribles presiones, su primer largometraje de ficción, “Drum”, presentado en el pasado Festival de Venecia ante la protesta oficial del gobierno iraní. También pudo culminar el corto “The adventure of a married couple”, a pesar de verse obligado a vivir en la calle por no tener ni para pagar un alquiler.
“Writing on the city” se estrenó en premiere mundial en el pasado Festival Punto de Vista de Navarra (febrero de 2016), consiguiendo recabar diversos testimonios de repulsa contra este caso por parte del mundo del cine y de la opinión pública en general que hasta entonces se habían manifestado muy tibiamente, al contrario que en otros casos más sonados como el de Jafar Panahi. Directores como Asghar Farhadi, reciente ganador de un premio Óscar, jamás ha manifestado una palabra de apoyo, revelando con este gesto su afinidad con el régimen iraní. Son muchos los cineastas de este país que han optado por el exilio ante las presiones y las amenazas del gobierno. Panahi y Karimi se han obstinado en permanecer en él, asumiendo todas las consecuencias.
Karimi se halla en prisión desde hace más de tres meses en las peores condiciones posibles, sin derecho siquiera a la más elemental atención médica ante una enfermedad pulmonar. Los actos en su apoyo se han ido sucediendo en diversas ciudades a lo largo del mundo. A ellos pretende sumarse modestamente esta proyección en Lanzarote, que se complementará con la realización de un grafiti en su honor por la Asociación lanzaroteña Ars Magna, que también participará en el coloquio posterior a la proyección. Es lo menos que merecen cineastas como Kerami, dispuesto a dormir en las aceras por hacer su cine y defenderlo así les cueste cárcel, latigazos o su propia vida.
¡¡¡No se lo pierdan!!!
