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El presidente canario del PP le exige obediencia

Antona prohíbe a Astrid pactar con Coalición

Asier pensó en su madre, natural del Bilbao, para poner en valor la dignidad y establecer límites a los desplantes.

Astrid Pérez lo vio claro. Se vio investida alcaldesa de Arrecife cuando el Comité Ejecutivo Insular del Partido Popular (PP) de Lanzarote acordó, “por unanimidad”, mandatarla para liderar las negociaciones para acabar con la inestabilidad en el Cabildo, donde Coalición Canaria (CC) se quedó en minoría tras la salida del Partido Socialista (PSOE) del grupo de gobierno. Astrid se las prometía felices cuando, en una reunión celebrada en la noche del pasado lunes, 11 de septiembre, fue designada “interlocutora única” para alcanzar  acuerdos para garantizar la gobernabilidad de las instituciones públicas insulares. Única, ¡ñoooosss!

Clarísimo: me lo guiso y me lo como. Así que el día siguiente, martes 12, Astrid formalizó la oferta que le había llegado de Coalición Canaria: Astrid alcaldesa de Arrecife y el PP apoyando a San Ginés en el Cabildo. A Saray y Vázquez y compañía ni les preguntó cómo se les quedaba el cuerpo. No habló con Pedro, sino con Migdalia. Con Pedro no habla sino lo justo desde que la humilló hasta hartarse cuando eran socios de gobierno. Miércoles: Astrid viaja a Tenerife, al Parlamento de Canarias, ya que es diputada regional. A la que puede, resuelta, le espeta a Asier Antona: “Oye, nene, que he cerrado un acuerdo en Lanzarote y voy a ser la nueva alcaldesa de Arrecife, ¿a qué es guay?”.
 
Asier Antona sólo tiene 41 años y, aunque no lo parezca, es palmero. Tiene retranca, es decir
 
Asier Antona Gómez sólo tiene 41 años y, aunque no lo parezca, es palmero. Tiene retranca, es decir. Y es el presidente del PP en Canarias, tras arrasar, a pesar de Astrid, que no lo apoyó. Asier tomó nota entonces. Este chico, que es bastante más joven que Astrid, la miró, se atusó la barba, echó un rolaso y, sobre la marcha, tomó una decisión: “Oye, nena, me quedo con Joel. Adiós y que te vaya bonito”. Asier, que también es presidente del grupo parlamentario popular, tiene fresco el desaire de los nacionalistas conservadores canarios, que lo mandaron a freír chuchangas tras un paripé de negociación para que el PP se incorporara al Gobierno de Canarias. Asier pensó en su madre, natural del Bilbao, para poner en valor la dignidad y establecer  límites a los desplantes.
 
A Astrid se le vino el mundo al piso y la Alcaldía al subsuelo. Se vio compuesta y sin bastón. Ella, que era la encargada de suscribir cualquier pacto político institucional que, según subrayó su partido, permitiera “dar garantías de estabilidad a las instituciones de Lanzarote, para seguir afrontando con decisión y fuerza las demandas de los ciudadanos y atender sus prioridades vecinales e insulares”. Ella, que pensaba en “el interés general para que el Cabildo de la isla no prosiga en una parálisis y deriva tras la ruptura del pacto de gobierno en la isla” entre CC y el PSOE. Ella, que tenía claro que “no podemos quedarnos apacibles ante la parálisis e incertidumbre política que están viviendo varias instituciones de la isla”.
 
Jueves. A su regreso a Lanzarote, su ‘pepé’, el de Astrid, el de ella, le lanza un órdago a Coalición. “Oye Rafa, que no vas a inaugurar la reapertura de la Casa de la Cultura Agustín de la Hoz, que no tienes licencia de apertura”. Y así fue. Desde esa noche, la 'interlocutora única' está dándole vueltas a la cabeza para intentar averiguar dónde está la trampa, la celada. Y no se le ocurre otra cosa que preguntarle a Pedro San Ginés. En su partido ya piensan que se le pasó el arroz.

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