¿Afición con arraigo o violencia salvaje hacia animales? La caza es uno de los temas más controvertidos en las sociedades desarrolladas. Para el par de miles de aficionados registrados en Lanzarote es una tradición que, en muchos casos, han heredado del padre. Para otros, se trata de un ataque innecesario a los animales por el simple placer de matar y que está relacionado con los más primitivos instintos de los varones. Se considera que dentro de este colectivo, un 99,2 por ciento son hombres. Dicho de otro modo, apenas hay cazadoras, ya que por cada mil licencias expedidas sólo ocho pertenecen a mujeres.
El número de licencias de caza existente en la isla en sus diferentes modalidades se acerca a 1.900, unas cuatrocientas menos que hace diez años. ¿Quiere decir eso que se ha estancado o ha decrecido la afición a la caza en la isla? Es difícil saberlo, aunque eso podría deducirse de la evolución del número de licencias. Y, quizá, del hecho de que la isla no se sumara a las concentraciones de protesta organizadas el pasado mes de abril, y en las que los cazadores se manifestaron en muchas ciudades contra el rechazo social que produce su actividad y reivindicaron su protección.
La caza es el tercer ‘deporte’ con más federados de España
A lo largo de muchas generaciones, la caza se ha convertido en una actividad relacionada con cierta forma de vida de los conejeros, contando con un importante número de practicantes. Tanto los cabildos como las sociedades de cazadores procuran que se pueda compatibilizar su práctica con la conservación de los recursos naturales. Además, se presta atención a la necesidad de conservar el entorno.
Inexplicablemente, está considerado un deporte. La caza es el tercer ‘deporte’ con más federados de España por detrás del fútbol y el baloncesto y, según diversas estimaciones genera unos tres mil millones de euros y más de 50.000 empleos. No obstante, crece sin cesar la oposición ciudadana a esta práctica. Baste un dato. El Partido Animalista, PACMA, obtuvo 286.702 votos al Congreso de los Diputados en las últimas elecciones generales, de ellos 659 en Lanzarote. Si los escaños se repartiesen de forma proporcional a los votos, PACMA tendría cuatro escaños.
La Ley de Caza contempla la redacción y aprobación de planes insulares de caza
Los cazadores lanzaroteños pueden ejercer la actividad con el pago de licencia de caza, seguro y tarjeta de caza controlada, con precios que oscilan entre los 4,57 y 51,17 euros, dependiendo de la modalidad. Hay dos tipos básicos. La licencia clase A habilita para cazar con armas de fuego y cualquier otro procedimiento autorizado. La clase B autoriza para cazar haciendo uso de cualquier procedimiento autorizado, salvo el de armas de fuego.
El año pasado, el Consejo Regional de Caza fijó el 6 de agosto como fecha de apertura de la veda en el Archipiélago. A partir de esa fecha se cazó el conejo con podenco y hurón y, a partir del 10 de septiembre, también con escopeta. Sólo se pudo cazar en alguna de las siguientes modalidades: con perro podenco y hurón, con perro de muestra y escopeta, y cetrería con o sin perro de muestra. El empleo de la escopeta quedó supeditado al acompañamiento de, al menos, un perro de muestra por arma, prohibiéndose su uso por sí sola. Las especies cinegéticas autorizadas fueron el conejo, la perdiz moruna y la paloma bravía.
La Ley de Caza contempla la redacción y aprobación de planes insulares de caza. Hace tres años, se presentó ante el Consejo Insular de Caza un borrador del Plan de Caza de Lanzarote elaborado por el biólogo Domingo Concepción. Estos planes establecen qué especies se consideran cinegéticas, determinan campos de entrenamiento, cotos de caza, cotos y vedados, y facilitan un censo actualizado de las especies sujetas a la actividad.
Caza, entretenimiento mortal
La caza, también denominada actividad cinegética, es la acción en la que se captura o mata un animal en estado salvaje. Víctimas de este ‘deporte’ mueren miles de animales cada año. Para el ejercicio de la caza, el humano se ha servido, y lo sigue haciendo, de otros animales, como perros, hurones y aves rapaces (cetrería).
Más de 30 millones de animales son ejecutados durante la temporada de caza en todo el país y se dispersan seis mil toneladas de plomo que contaminan el medio ambiente. En España tienen licencia para matar aproximadamente 900.000 cazadores.
PACMA condena la caza deportiva, así como la pesca, y no las considera un deporte, sino un atentado contra la vida de estos seres. Esta formación cree que no existe ninguna justificación para matar a un animal y defiende una relación de convivencia equilibrada entre los humanos y los animales.