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“Si lo estamos haciendo todo bien…”, dicen extrañados

Diez razones del declive de CC en Lanzarote

Al haberlo fiado todo al ejercicio del poder, Coalición Canaria es hoy un partido cada vez más oxidado y alejado de su electorado.

Las alarmas han saltado en Coalición Canaria (CC). Los nacionalistas conservadores canarios ya no serían la fuerza más votada en Lanzarote si las elecciones se hubiesen celebrado a mediados de agosto. Coalición perdería un diputado regional y pasaría de siete a cinco consejeros en el Cabildo, según una encuesta publicada hace unos días por La Provincia/DLP, y que fue realizada entre el 10 y 25 de agosto.
 
Las alarmas han saltado porque se ha enterado todo el mundo de algo que, hasta ahora, sólo ellos sabían por sus propias encuestas internas y en las que, por cierto, salen peor parados que en la publicada por el diario provincial. Según el estudio electoral, que confirma los sondeos internos y que no he hecho públicos CC, los socialistas serían los claros ganadores en Canarias, con entre tres y cuatro diputados más frente a los quince actuales. El Partido Popular (PP) sube en votos, pero pierde un escaño y, por otro lado, Nueva Canarias (NC) y Podemos, pierden un diputado cada uno. Ciudadanos (Cs) entraría en la Cámara legislativa.
 
Desde hace meses, en CC se nota un enorme frenesí para tratar de recuperar espacio electoral
“No sabemos qué está pasando. Si lo estamos haciendo todo bien…”. Esta es la única respuesta que se escucha en la sede central del partido en la calle La Inés de Arrecife, ya que están siguiendo el manual escrupulosamente. Por eso, no se explican las razones del lento pero inexorable declive en el que se encuentran inmersos desde 2011 y que se concreta en pérdida de votantes, militantes, simpatizantes y reputación política, aunque peor le va al partido en el resto de las Islas. De hecho, desde hace meses, tras las dos severas derrotas sufridas en las generales, en CC se nota un enorme frenesí para tratar de recuperar la confianza del electorado, como si hubiese unos comicios a la vuelta de la esquina. Sin embargo, ostentar la Presidencia del Cabildo y tres alcaldías en la isla, además de formar parte el gobierno en las principales plazas y la híper actividad mediática, política y social que viene desplegando no consigue revertir los sondeos.
 
“No sabemos qué está pasando. Si lo estamos haciendo todo bien…”, se dicen unos a otros los analistas del partido en la isla, tratando de encontrar explicaciones fuera del partido. Sin embargo, fuera no hay respuestas.
 
El declive tiene que ver con el propio proyecto de CC y con su forma de entender y ejercer la política
En primer lugar, los nacionalismos no están de capa caída. De hecho, el nacionalismo español muestra un gran vigor, y lo mismo sucede con el catalán o el vasco. El nacionalismo conservador canario es, prácticamente, el único que anda de bajón desde hace unos años debido, según los estudiosos, a su indefinición, su bajo perfil político, la competencia del PP por el mismo nicho electoral y porque tiene enfrente a los nacionalismos progresistas, que le han comido espacio al conectar mejor con la canariedad contemporánea. El declive tiene que ver con el propio proyecto de CC, con su forma de entender y ejercer la política, con su falta de concreción ideológica y con el bajo nivel del Gobierno canario.
 
¿Y si cambiara el nombre? Cambiar el nombre CC por Partido Nacionalista Canario (PNC) siempre ha estado en la mente de los dirigentes, pero cuando sacan a pasear la idea hay quienes, además, reclaman cambios organizativos, más participación y actualizar cuestiones ideológicas para recuperar el liderazgo entre determinadas élites como profesionales liberales, artistas, empresarios, deportistas o profesores. Estas voces críticas sostienen que no se ha sabido reclutar pensamiento, y cuando éste se acercado ha sido despreciado. Este factor no se les escapa, como lo evidencia el intento de monopolizar la política cultural en todos los niveles de la administración. Pero ni por esas.
 
Con la salida de Paulino Rivero se ha vuelto al esquema de las AIC, a los reinos de taifas que giran en torno a ATI
“No sabemos qué está pasando. Si lo estamos haciendo todo bien…”. Estamos vendiendo la gestión, el aparato de propaganda está a pleno rendimiento, la televisión autonómica está a lo que diga Coalición… No encuentran respuestas dentro y lo que ven fuera es, en general, positivo. Se están batiendo récords con el turismo, está bajando el paro, CC ha recuperado protagonismo en Madrid, gobierna cómodamente y en solitario en Canarias… Este contexto propicio, pero que no juega a favor de CC, les genera más desconcierto todavía, porque la realidad es que el ejercicio del poder disimula la quiebra de la estructura, de las ideas y de la organización. Además, con la salida de Paulino Rivero se ha vuelto al esquema de las Agrupaciones Independientes de Canarias (AIC), a los reinos de taifas que giran en torno a la Agrupación Tinerfeña Independiente (ATI).
 
Y, por último, la décima es que CC tiene en Lanzarote un presidente del Cabildo y número uno del partido en la práctica que acumula decisiones muy discutidas. Por eso, cada vez más votantes lo perciben como un peso muerto aunque internamente nadie se atreva a cuestionarlo. Al haberlo fiado todo al ejercicio del poder, CC es hoy una fuerza cada vez más oxidada e incapaz de conectar con su electorado. A dos años de las elecciones, está a tiempo de intentar revertir la situación.

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