Plan General de Ordenación Supletorio

El Plan General de Arrecife desaparece en combate

Hay un Plan en vigor que data de 2004, pero conviene su revisión. Esta se puede hacer de dos maneras: bien o mal. Con este Plan, se ha optado por la segunda fórmula.

De repente, se dejó de hablar del documento de revisión del Plan General de Ordenación de Arrecife. De un día para otro, pasó de imprescindible a innecesario y el intenso debate dejó de rellenar notas de prensa de los partidos, de engrosar las declaraciones de cargos públicos y de ocupar titulares en prensa. Y el debate desapareció de la escena. Tras un virulento cuerpo a cuerpo dialéctico, el Plan ha desaparecido en combate.

El Plan General de Arrecife en vigor data del año 2004, cuando fue revisado para su adaptación básica al Texto Refundido de las Leyes de Ordenación del Territorio de Canarias y de Espacios Naturales de Canarias. Por lo tanto, existe un Plan, pero conviene su revisión. Esta se puede hacer de dos maneras: bien o mal. Con este Plan supletorio, se ha optado por la segunda fórmula. Supletorio quiere decir que no es el Ayuntamiento quien lo redacta, sino el Gobierno de Canarias.
 
En todo caso, durante varios meses hemos asistido a un debate clarificador, pero muy pobre en el ámbito de las ideas. Clarificador porque algunas fuerzas políticas en la oposición han ido desvelando los pelotazos que contiene el documento, y pobre porque hay muy pocos actores que alcancen a comprender lo que está en juego, más allá de machacar a la población a base de consignas. Pocos entienden que la ciudad es, sobre todo, contacto personal y no simple promoción inmobiliaria.
 
Pocos consideran que la planificación estratégica es la herramienta que se precisa
 
Pocos actores públicos comprenden que la construcción de una ciudad es una tarea compleja y que concierne no sólo a las instituciones públicas, sino a todos los agentes públicos y privados que viven en (o transitan por) Arrecife. Todos, y no sólo los propietarios de grandes bolsas de suelo. El municipio necesita revisar su Plan General como un todo y sin improvisaciones. La improvisación y la consideración de la ciudad como un conjunto de partes fragmentadas y sin relaciones entre sí, ha sido, posiblemente, lo que más daño ha ocasionado a Arrecife en las últimas décadas.
 
Muy pocos estiman que la planificación estratégica es la herramienta que se precisa para desarrollar la ciudad hacia el futuro y que debe ser entendida como un proceso abierto y participativo. La concertación pública y privada es el principio general que debe presidir el proceso y debe acordar qué criterios deben ser tenidos en cuenta para pactar el modelo de ciudad.
 
Un primer criterio podría ser la redefinición de la capitalidad insular, con el fin de actualizar las funciones que debe realizar Arrecife desde el punto de vista político, administrativo, comercial, de comunicaciones exteriores y de convivencia. Este aspecto enlaza con su carácter metropolitano, debido a su ubicación central entre Costa Teguise y Puerto del Carmen, por contener el puerto y por su proximidad al aeropuerto. Ello requiere, como mínimo, que en este ámbito se conciba con visión de conjunto la red viaria, los transportes públicos, los grandes equipamientos comerciales y el asentamiento de la población.
 
La ciudad se encuentra fragmentada entre el centro y los barrios periféricos
 
Otro de los criterios podría ser la descongestión del centro urbano, ya que la Arrecife tiende a la saturación y al colapso automovilístico en su centro, por lo que hay que seguir descentralizándola. Otro podría ser la integración entre el centro y la periferia; la ciudad se encuentra fragmentada entre el centro y los barrios periféricos, y tampoco existe conexión de los barrios entre sí, siendo para ello crucial la reconversión de la actual carretera de circunvalación en una nueva rambla medular.
 
Un tercer criterio podría ser que la movilidad preste atención preferente a las necesidades de la población más vulnerable, ganando vías para el uso exclusivo del peatón y de la población más vulnerable: niños, ancianos y personas con movilidad limitada.
 
Otro criterio podría ser la recuperación de zonas degradadas de cara a la revalorización y puesta en uso de nuevos activos urbanos con fines públicos, como el Islote del Francés y el de Fermina, a lo que habría que añadir la rehabilitación de parques (Islas Canarias, Titerroy…) y la creación de parques y jardines en los espacios así calificados, pero que no consiguen pasar de ser meros solares. Y, por supuesto, la densificación de la ciudad mediante el desarrollo urbanístico de los inmensos espacios vacíos existentes dentro la trama urbana, que debieran urbanizarse con carácter preferente frente a bolsas de suelo situadas en el borde.
 
¿Más criterios? Una ciudad integrada. Es decir, rehuir de la compartimentación, la idea de la urbe especializada en sus partes. Aquí conviene plantearse la necesidad de delimitar la zona industrial, ya que la capital se encuentra cercada por zonas industriales que hacen de frontera e impiden su crecimiento racional. La protección, rehabilitación y puesta en uso del patrimonio histórico y cultural es otro criterio fundamental por razones obvias… aunque haya quien no entienda la obviedad.
 
Pero, sobre todos estos criterios y algunos otros, muy podría sobresalir el siguiente: ni un solo metro cuadrado menos en los sistemas generales consolidados por el Plan General en vigor.