ANÁLISIS
Escuela Pancho Lasso, el jardín de las artes
A lo largo de sus 103 años de vida, la Escuela de Arte Pancho Lasso ha custodiado la transmisión de las artes y de los oficios reglados en la isla. Pero la Pancho Lasso no es sólo un vergel para el conocimiento; también es un jardín en el centro de la ciudad.
En 2013 se cumplió el centenario de la creación de la Escuela de Arte Pancho Lasso de Arrecife. Para conmemorar la efeméride, le fue concedida de la Medalla de Oro de Canarias, la Medalla de Oro del Cabildo de Lanzarote y la Medalla de Oro de la ciudad de Arrecife. Durante todo este tiempo, la Pancho Lasso ha custodiado la transmisión reglada de las artes y los oficios en la isla.
La fecunda trayectoria de la institución docente ha sido recogida en el libro “Escuela de Arte Pancho Lasso. Cien años de enseñanzas artísticas en Lanzarote”, de Dolores González Borges. Las crónicas de principios del siglo XX relatan que las entonces llamadas Escuelas de Artes y Oficios se implantaron dada la delicada situación económica, social y cultural que se padecía en las Islas, lo que hacía necesaria su creación para la instrucción en artes, oficios y formación profesional de la clase obrera.
De claro origen masón, las enseñanzas impartidas en las Escuelas de Artes y Oficios fueron sensibles a las conclusiones y experiencias de los centros europeos pioneros en estas disciplinas. Su finalidad sería la de dar respuesta a la crisis del aprendizaje provocada por la disolución de los gremios, y para ofrecer una preparación más adecuada a las demandas sociales propiciadas por la Revolución Industrial.
“La Escuela es la única en su género en Canarias que dispone de edificio propio: un magnífico inmueble de los arquitectos Enrique Spínola y Jesús Trapero”
Así, la educación en estas Escuelas cumple tareas de dignificación de la ejecución manual de los oficios, dirigida ante todo a las clases populares e impartida en horarios vespertinos para hacerla compatible con el trabajo. En Canarias tenemos actualmente cuatro Escuelas, situadas en Arrecife, Las Palmas de Gran Canaria, Santa Cruz de Tenerife y Santa Cruz de La Palma.
Como en otros lugares, a partir de los años sesenta del siglo XX, dos eran los tipos de alumnos que acudían a la Escuela Pancho Lasso. De un lado, trabajadores artesanos que intentaban perfeccionar su oficio, por lo que compartían esta asistencia nocturna con su trabajo durante el día. Y, de otro, un grupo cada vez mayor que asistía durante el día y aspiraba a una formación artística cada vez más completa y especializada. Este segundo grupo fue incrementándose hasta constituir el grueso de estas enseñanzas, pero, en esencia, se buscaba la formación de hombres y mujeres no sólo capaces de ejecutar, sino también de concebir, diseñar e impulsar el desarrollo artístico en los nuevos ámbitos profesionales.
La Escuela de Arte lleva el nombre del escultor y grabador lanzaroteño Pancho Lasso, poco reconocido aunque de talla internacional, y que estuvo vinculado a este centro como estudiante y profesor. Tras pasar por varias localizaciones anteriores, la Escuela es la única en su género en Canarias que dispone de edificio propio y específico: un magnífico inmueble estrenado en 1971, obra de los arquitectos Enrique Spínola y Jesús Trapero.
“Al igual que es un vergel para el conocimiento en el campo de las artes, la Escuela también se ha erigido en un frondoso jardín en la ciudad”
Pero, al igual que es un vergel para el conocimiento en el campo de las artes, la Escuela también se ha erigido en un frondoso jardín en el centro de la ciudad.
Para el proyecto del centro, sus autores, Spínola y Trapero, ya consideraron una estrecha relación entre arquitectura y naturaleza, un binomio que para un centro educativo aporta una altísima calidad ambiental a las zonas comunes, y por tanto a la calidad vida de los usuarios. Este modelo, no suficientemente explorado en los centros de enseñanza de la isla, se muestra como una experiencia que debiera servir de ejemplo, no ya para nuevos centros, sino para todos los existentes en la actualidad.
Desde los años ochenta de siglo pasado, la Escuela comienza a ser dotada de las primeras especies que han ido definiendo el actual jardín. Hasta ese momento, durante una década, apenas contó con tres especies vegetales que no recibían atención alguna. Sin ninguna duda, además de los indiscutibles valores arquitectónicos del edificio, el jardín es uno de los espacios mejor valorados por los usuarios y los visitantes, algo que, sin embargo, no parece tenerse en cuenta en el resto de la capital para resolver el desafecto de la población con sus espacios públicos.
Al impartir una formación finalista, la Pancho Lasso ha dado salida a titulados en la propia isla, y sin salir de ella, formando a reconocidos profesionales en diversos campos y permitiéndoles acceder a puestos de trabajo cualificados contribuyendo al desarrollo de la isla. Por otra parte, el centro ha formado parte de la vida cultural y artística de la Arrecife, y, de último, también, de sus espacios mejor ajardinados.
En la actualidad está normalizada la oferta educativa de las enseñanzas artísticas en la Escuela. Por un lado, los ciclos formativos de grados medio y superior de Artes Plásticas y Diseño y, por otro, la implantación del Bachillerato de Artes.