La Diócesis de Canarias fue erigida el 7 de julio de 1404 en el Rubicón

Femés celebra 614 años de adoración a San Marcial

Decenas de personas, autoridades civiles y militares participaron en la función solemne y en la posterior procesión que honra las figura del patrono y que recorre el entorno de la plaza.

Femés celebra 614 años de adoración a San Marcial

Lo rememoraba el párroco de Yaiza, Sixto Álvarez, en su homilía de este 7 de julio en Femés: "La fe cristiana que hoy celebramos tiene una historia". El pueblo de la Atalaya, el pueblo de Mararía, se congregó para festejar solemnemente el día de San Marcial, obispo patrono de Femés, Lanzarote y Canarias, y conmemorar a la vez 614 años de la creación de la Diócesis de Canarias, erigida el 7 de julio de 1404 en el Rubicón, con catedral dedicada a San Marcial.

Decenas de personas, autoridades civiles y militares participaron en la función solemne que se llevó a cabo en la ermita de Femés, así como en la posterior procesión que honra las figura del patrono y que recorre el entorno de la plaza.

La representación institucional de Yaiza la encabezó el alcalde, Óscar Noda, el primer teniente de alcalde, Daniel Medina, y el concejal de Festejos, Javier Camacho, junto a ellos, miembros del grupo de gobierno de Yaiza y de la Corporación municipal, la parlamentaria Gladys Acuña, los alcaldes de los municipios de Teguise y Tías, Oswaldo Betancort y José Francisco Hernández, respectivamente, y la consejera del Cabildo, Saray Rodríguez, entre otros cargos públicos.
 
Voces de la Agrupación Vocal de Yaiza acompañaron la función solemne oficiada por Sixto Álvarez, una misa donde también participaron vecinos de Femés con lecturas, peticiones y ofrendas al santo. La figura de San Marcial salió de la iglesia entre aplausos y vítores para iniciar la procesión bajo los acordes de la Banda Municipal de Yaiza.
 
Así, los peregrinos caminaron alrededor de la plaza y regresaron a la puerta de la ermita donde ya estaba dispuesta la Agrupación Folklórica Rubicón para honrar al santo con su cuerpo de toque y baile. La asistencia reconoció el buen hacer de Rubicón y la figura del santo entró nuevamente a la ermita como salió, arropado por una sentida ovación.

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