TURISMO | Nueva normalidad

La Graciosa, la otra cara de un destino turístico exitoso sin o con COVID

Hace tiempo que se resienten sus costuras y afloran las incomodidades: ruidos, exceso de vehículos a motor, vertido de escombros en el pueblo, pérdida de relación calidad/precio…

El confinamiento es el único momento excepcional vivido en La Graciosa en las últimas décadas, del que salió de los primeros debido a su nula incidencia epidemiológica. Quitando esas pocas semanas extrañas, la islita regresó a la nueva normalidad social, económica y turística, lo que, en su caso, viene a ser la normalidad de toda la vida de dios: lleno hasta la bandera. El éxito alcanzado es de tal magnitud que hace décadas que La Graciosa está a reventar en Semana Santa y en verano, mientras que lo normal es que durante el resto del año cuelgue el cartel de lleno. La zona de acampada no admite más casetas y los apartamentos están a rebosar. Ya lo quisieran para sí todos los destinos turísticos del mundo, y más en tiempos de pandemia. 
 
Con una superficie de 29 kilómetros cuadrados, La Graciosa es, de antiguo, un destino turístico. Se espera buen tiempo en un espacio luminoso al abrigo del Risco de Famara, el recogido y mitificado (y mixtificado) pueblo de pescadores. A los habituales les aguarda las calles sin asfaltar y la hermosa sensación de desenfadada libertad y autenticidad en un espacio natural protegido, y, a la vez, la mayor reserva marina de pesca de la Unión Europea… La Graciosa invita al sosiego, como tomar el sol y bañarse en sus playas, pasear a pie o en bicicleta por los caminos bien delimitados, practicar submarinismo y snorkel… Pero como todo destino de masas de éxito, hace tiempo que se resienten sus costuras y afloran las incomodidades: ruidos, exceso de vehículos a motor, vertido de escombros en el pueblo, pérdida de relación calidad/precio… 
Se estima que hay más de 200 apartamentos disponibles en La Graciosa
 
A su escala, que es muy pequeña, la islita sigue la estela de Lanzarote. ¿Destino turístico de masas La Graciosa? A ver, en términos relativos, pues sí. Las líneas marítimas movieron más de 500.000 pasajeros en 2019 (incluyendo embarcados y desembarcados). En el otro lado del trayecto aguardan las 737 personas que residen en la isla y que, en su mayoría, se dedican al turismo y a las actividades que giran a su alrededor, como el comercio y la hostelería. No se sabe con exactitud el número de plazas turísticas que operan en La Graciosa, pero se estima que hay más de 200 apartamentos disponibles, por lo que la capacidad alojativa ronda las mil personas, a las que habría que sumar las 500 plazas de la zona de acampada a pleno rendimiento. 
 
La emoción comienza en el puerto de Órzola, durante la breve espera de alguno de los ferris que realizan el corto trayecto hasta La Graciosa. Hay de todo en la Octava Isla de Canarias. Caleta del Sebo cuenta con varios restaurantes, bares, tienda de panadería y bollería, supermercados, carnicería, frutería, botiquín, discoteca y hasta una ferretería con útiles para la pesca. La islita que forma parte del Parque Natural del Archipiélago Chinijo, por lo que cualquier actividad que se realice en ella deberá atender que se trata de un espacio natural protegido.