Cine El Almacén

La academia de las musas

El título puede sonar a peñazo de película, pero nada más lejos. Al principio, un rótulo nos la anuncia como “una experiencia pedagógica filmada”. Y efectivamente lo que vemos en esas primeras imágenes es a un profesor impartiendo un seminario en la Universidad sobre Dante y la Divina Comedia ante un grupo expectante de alumnos. Las charlas derivan, sin embargo, hacia temas muy cercanos, como si quisieran hacernos partícipes también a los espectadores: se habla de pasiones amorosas, de romper con las leyes para mantener encendida la llama del deseo. Y por supuesto, de las musas. El profesor instiga a las alumnas de la clase a convertirse en musas para redescubrir la belleza y regenerar el mundo. Una empresa dudosa por descabellada.
 
Repentinamente, saltamos del aula universitaria a la propia vivienda del profesor, donde su esposa (y también alumna) cuestiona semejante proyecto académico. “El amor es un invento de la literatura” para oprimir más a las mujeres, llega a decir. Son conversaciones filmadas desde el exterior, desde fuera de los cristales de las ventanas, casi furtivamente, para ir revelando la crisis y la descomposición de una relación matrimonial. Pero a estas alturas de la película ya no sabemos si estamos asistiendo a un documental o a una ficción.
 
José Luis Guerín ha filmado una experiencia cinematográfica fascinante sin apenas medios ni recursos. Autofinanciada, rodada con una pequeña cámara digital, sin un guión preconcebido, construyendo y alumbrando su película desde la sala de edición. En su aparente sencillez y liviandad, trata ante todo del poder embaucador de las palabras, de su capacidad de seducción, entre otros muchos temas y subtramas. Son varias las historias que se cruzan y suceden, casi como ejemplos prácticos de lo que se enseña en el aula. Pero si hubiera que destacar una es la del propio profesor, el personaje más hermético pero también el que revela toda la dimensión dramática de esta película hasta tocarnos muy adentro, muy hondo. Porque “La Academia de las Musas” es de esas películas que traspasan la pantalla y no se olvidan y te dejan pensando durante varios días, durante mucho tiempo. Es la demostración de que el cine contemporáneo no solo necesita películas brillantes como la de Guerín, sino sobre todo espectadores curiosos y dispuestos a dejarse llevar más allá de lo que un simple título pueda sugerir. ¡No se la pierdan!
 
Marco Arrocha

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