La mujer inesperada

Se despejó por fin la incógnita en la compleja y cambiante ecuación que supone la representación en el pleno del Ayuntamiento de Arrecife. La incógnita es una inesperada mujer. Sobrevenida a raíz de la anunciada caída de su antecesor, ha causado cierto estupor tanto en algún sector de las filas propias como entre los adversarios políticos. Flojita, extraña, débil, y, por ello, maleable y manejable. Ese parecía ser su sino cuando el destino le dio la espalda a Zebenzuí y este se refugió en Agustín Espinosa.
 
La mujer insospechada ha alterado varias hojas de ruta. En Arrecife ya nada parece sujetarse a lo previsible. El hueco y artificioso conflicto suscitado en torno al tráfico rodado en un tramo de la marina de la ciudad, rezuma un claro intento por fijarle límites claros y precisos. La consigna es: chica, estás de paso, y tu partido en Arrecife es sólo una pieza que está atenazada por la falta de autonomía política, la confusión interna y la vieja división que le impide evolucionar. De esa consigna deriva otra: ocúpate de lo social y eso, y deja los grandes temas en nuestras manos. 
 
“CC no puede, por ahora, consumar operaciones de recambio como las llevadas a cabo en Tenerife. Y el PSOE no debe castigar la deslealtad de su socio”
 
‘Nuestras manos’ también ha sido denominada la mesa camilla, en alusión al poder local real y la toma de decisiones trascendentes en la que puede llegar sentarse media docena de personas, como mucho. De ahí fluye, luego, la resultante hacia los transmisores de los acuerdos, sedimentando un estado de opinión, a menudo alarmista, que acaba cuajando en las instituciones públicas.
 
El caso es que, en Arrecife, CC no puede y el PSOE no debe. CC no puede, por ahora, consumar operaciones de recambio como las llevadas a cabo en Tenerife. Y el PSOE no debe castigar la deslealtad de su socio, o se arma. La razón es que ambos están a la espera de poder representar ciertos reequilibrios. Mientras tanto, prolifera un antiquísimo movimiento táctico consistente en tensionar a diario las relaciones, pero sin romperlas, para que la otra no gobierne con comodidad. Y ello por dos motivos. Uno, para que se vea en la obligación de negociarlo todo, incluso en el ámbito de sus exclusivas competencias. Y dos, para que políticamente no crezca demasiado. De ahí el ensayo general de moción de confianza escenificado hace unos días, provocando su derrota en el pleno.
 
A ver si te vas a creer de verdad que eres la alcaldesa; ése el mensaje dirigido a Eva, la mujer inesperada.
 
Tanausú Lemes

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