El ingenio salinero permanece activo desde 1895

La sal marina de Janubio se diversifica

La flor de sal es un producto que se cosecha recogiendo la primera capa de la superficie de la salmuera de los tajos de las salinas.

La sal marina de Janubio se diversifica

Aún se despacha sal marina de grano grueso y fino en bolsas de veinte, uno y medio kilogramo, pero las nuevas tendencias vienen de la mano de productos presentados en formatos innovadores. Es lo que se lleva ahora. Las Salinas de Janubio, las únicas que se mantienen en activo en la isla, siguen produciendo sal marina mediante métodos tradicionales, pero la presentación se adapta a los tiempos.

La Bodega de Janubio, el antiguo almacén donde todavía se guarece y envasa la sal, ofrece a pie de salina una nueva gama de productos, como sales marinas especiadas y condimentadas, sal gruesa en cajitas de cien gramos tipo souvenir y sales de baño. Sobre todos ellos reina la flor de sal, un producto gourmet que también puede adquirirse en determinados establecimientos comerciales, como las tiendas de los Centros Turísticos, Spar-Supermercados Marcial o algunas bodegas de La Geria.
 
La flor de sal tiene una mayor proporción de yodo
 
Consciente de la evolución del mercado de la sal, hace unos años que Carlos Padrón, de Salinas de Janubio, SL, comienza a elaborar una línea de productos de alta calidad destinados al sector gastronómico. Lo hace en la costa más abrupta y salvaje de Lanzarote, batida por las fuertes olas del suroeste insular, quemada por el sol y acariciada por los vientos alisios, donde se obtienen las finas láminas de cristales irisados de la flor de sal de Janubio, siguiendo métodos tradicionales de un ingenio salinero que permanece activo desde 1895, hace más de un siglo.
 
La naturaleza volcánica del enclave, al pie del Parque Nacional de Timanfaya, dota a este producto salinero de un profundo y evocador sabor marino. La flor de sal, de alta calidad gastronómica, añade un exquisito sabor atlántico a la cocina más selecta. Cuidadosamente recolectada, apareció inicialmente en un envase cilíndrico de 200 gramos y ahora propone nuevos formatos. Este tipo de sal se cosecha recogiendo la primera capa de la superficie de la salmuera de los tajos de las salinas. Además de un sabor característico muy apreciado en la alta cocina, tiene una proporción mayor de yodo. Aún hay quien la recoge en los charcos donde bate el mar.
 
El agua del Atlántico y el sol son los dos ingredientes utilizados en las Salinas
 
Otra serie muy demandada es la bolsita de 100 gramos presentada en siete cajitas, tipo souvenir, que incorpora siete reproducciones de obra pictórica figurativa/indigenista de César Manrique. Incluye un dibujo de la Artemia salina, la gambita de la salmuera, un crustáceo diminuto que vive en lagunas salobres de interior y en los espacios salineros. "Siempre me ha impresionado la visión de una salina. Las de Lanzarote me han llamado la atención por su lineal belleza y por su cegador colorido...", escribió Manrique al prologar el libro ‘El Jardín de la sal’.
 
Pero hay más. El chocolate negro con sal marina de Janubio es una reciente creación del maestro chocolatero, pastelero, panadero y cocinero Ludovic Lamontagne y que tiene a la venta en su establecimiento situado en la calle Manolo Millares, la Pastelería Lamontagne. Otro producto que utiliza esta sal es mantequilla ‘La Irlandesa’, que incorpora escamas de sal marina de Janubio.
 
Lo que no ha cambiado es la materia prima. Desde hace más de un siglo, el agua procedente del Océano Atlántico y el sol son los dos ingredientes utilizados en las Salinas de Janubio para producir sal marina mediante métodos artesanales, dando como resultado, a la vez, un paisaje que está considerado un auténtico jardín de la sal.

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