Lanzarote y Sevilla se unen en defensa de la acogida permanente del pequeño José Carlos

Gloria Molina y Ulises Montesdeoca organizan una concentración para reclamar al Gobierno de Canarias que no se envíe al pequeño de tres años a un centro de menores

Lanzarote y Sevilla se unen en defensa de la acogida permanente del pequeño José Carlos

“Yo y mi marido somos la familia de acogida de José Carlos, un niño que llegó a nuestro hogar con tan sólo 3 meses y que en agosto cumple 3 años. Llevamos meses luchando para que se respete el interés superior del niño y no se obligue a José Carlos a separarse de la que el considera su familia”. Así empieza la carta que Gloria Molina leía el pasado viernes frente al Puente de las Bolas de Arrecife para reclamar al Gobierno de Canarias la custodia permanente de este menor. Los padres de acogida de José Carlos, Ulises Montesdeoca y Gloria Molina han convocado dos manifestaciones, una Sevilla de donde es natural Gloria y otra en Arrecife para pedir la custodia permanente.
 
“José Carlos es un niño afortunado que tiene una pequeña gran familia, en la que se mantienen sus vínculos con su familia biológica y los vínculos con nosotros, su familia de acogida. Nuestra lucha por que se protejan estos vínculos y se respete su vida familiar, ha provocado que la Administración que ostenta su tutela haya intentado llevárselo en hasta tres ocasiones a un centro de menores”, afirmaba visiblemente emocionada Gloria.
 
En la carta leída tanto en Sevilla como en Lanzarote, los padres de José Carlos añaden que “queremos que quienes tienen la potestad de hacerlo protejan el derecho a los buenos vínculos y en consecuencia permitan que José Carlos siga viviendo con nosotros, con su familia y pueda crecer como el niño feliz que es a día de hoy”.
 
“Es indispensable que se tenga en consideración la enorme trascendencia que tiene para la salud mental del niño preservar su derecho al establecimiento y mantenimiento de los mejores vínculos posibles para el. Por ello nos oponemos frontalmente a las negligencias y el maltrato infantil por parte de instituciones que deberían hacer su trabajo de una forma más cuidada, no simplemente aplicando mecánicamente respuestas poco afinadas, llevándose por delante, los derechos más sagrados, más íntimos, en la vida de un niño”, afirman.
 
En su carta, Gloria afirma que “en nuestra lucha está la necesidad de que se proteja a José Carlos, como el niño que es, porque toda la normativa de protección de la infancia obliga a que las instituciones no pueden mantener las mismas decisiones cuando las respuestas a los problemas que se plantean llegan tarde. Proteger a cada niño, significa atender cuidadosamente las circunstancias concretas en las que está aquí y ahora y para su futuro. Solo en la medida en que las instituciones funcionen así, correctamente, atendiendo para cada caso concreto a los derechos del niño que están en juego, evitaremos el sufrimiento infantil”. 
 
Tanto Gloria como Ulises concluyen en su carta que “los niños de hoy son los adultos del futuro, y por eso no hay causa que merezca más alta prioridad que la protección y el desarrollo de los niños, de quien dependen la supervivencia, la estabilidad y el progreso de todas las naciones y, de hecho, de la civilización humana. Un niño roto emocionalmente, está condenado a ser un adulto enfermo, y esto es lo que queremos evitar a toda costa con José Carlos”.
 
Tres hijos biológicos y uno más en acogida. Este último pequeño, que llegó a manos de este matrimonio con apenas dos meses de vida, está a punto de cumplir tres años. Hoy, la pareja que encuentra en una constante lucha para que le concedan la llamada acogida permanente. Sus padres biológicos no pueden hacerse cargo de él, y el Gobierno de Canarias pretende poner al pequeño en adopción.

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