Lanzarote Suma

Para la próxima temporada electoral se llevará el traje largo y ancho de España Suma con el fin de retornar al bipartidismo, pero esta vez entre los dos grandes bloques. Pasaremos de la lógica PP-PSOE a la moda derecha-izquierda, como ya se vislumbra. Para ello, el Partido Popular (PP) trata de integrarlo todo, al estilo navarro o, en su defecto, como en Madrid, a posteriori, incluyendo a la extrema derecha en el proyecto. De momento, Ciudadanos (Cs) se tapa los oídos para no dejarse seducir por las presiones y oteando la oportunidad, llegado el caso, de quedarse sólo en el centro del espectro político a modo de bisagra y juez-árbitro. Su anhelo más profundo.
 
Los populares buscan aliados incluso debajo de las piedras. Bajo la consigna de todo suma y lo que no suma resta, el pragmatismo se ha instalado en la dirección del partido buscando la manera de regresar al poder, a todo tipo de poder, sin contar con los apoyos en Euskadi y Catalunya. En ambas plazas no tienen nada que rascar y ni catalanes ni vascos quieren saber nada de quienes intentan recortar su autogobierno. Parece que en Canarias podrían rascar algo, pero no está muy claro dónde, porque Coalición, siendo un partido conservador, se roncha con el españolismo y ya ha adelantado que con ellos no cuenten para esas aventuras. Para gobernar sí, para integrarse no.
 
El PP llegará tarde a Lanzarote, porque su iniciativa de sumar y conseguir adhesiones ya la ensayó Coalición Canaria con notable éxito electoral este mismo año, al lograr el respaldo de todo tipo deformaciones de corte municipal e insular que deambulaban llorosas, perdidas y en el lodo, confiando en sacar un acta aquí y allá y convertirse en imprescindibles para formar gobiernos. Como una aspiradora y a base de talonario y de promesas de sillones, Coalición en Lanzarote arrambló por todo, así que al PP no le quedaría sino un mortecino Cs y, con mucha suerte, los restos del naufragio del PIL, que no parece por la labor de escribir su propio epitafio.

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