OBRAS PÚBLICAS

Las 32.000 pipas de las maretas de Alfonso XIII

Alfonso XIII montó a camello acomodado en una silla inglesa y marchó a inspeccionar las obras que desde 1901 se venían realizando en las maretas del Estado.

A primera vista, nada presagia lo que se oculta bajo el depósito de las maretas del Estado. Pero esta construcción sirve de acceso a dieciséis aljibes con capacidad para 32 mil pipas de agua, es decir, 16 mil metros cúbicos. El depósito se alza en la esquina sur de las maretas, entre el Cuartel del Ejército y la carretera de circunvalación de Arrecife, lindando con la calle Triana y con el IES que lleva el nombre de esta colosal infraestructura hidráulica.
 
Bajo el nivel del terreno se halla el mayor conjunto de aljibes cubiertas de la isla, iniciadas en 1902 y fechadas en 1913, aunque la obra no concluyó hasta los años treinta, cuando se realiza la impermeabilización de la alcogida. Distribuidos en dos grupos de ocho, los 16 aljibes se disponen sobre un solar de unos 3.900 metros cuadrados y una alcogida de casi 90.000. 
 
Un día de abril de 1906, el navío ‘Alfonso XII’ fondeó en la barra de Arrecife procedente de Fuerteventura. Acompañado de los ministros de Gobernación, Guerra y Marina, Alfonso XIII ocupó lujoso coche tirado por dos caballos, con auriga de uniforme, y se trasladó a la iglesia parroquial. Por la tarde, montaron a camello acomodados en sillas inglesas y marcharon a inspeccionar las obras que desde 1901 se venían realizando en las maretas del Estado. Ya entrada la tarde, los visitantes embarcaron por el muelle de la Pescadería. La visita del Rey sirvió para impulsar las obras del nuevo muelle comercial y de las maretas del Estado, que fueron renombradas como las maretas del Rey.
 
La alcogida tenía planta pentagonal y se sustentaba en el perfil natural del suelo
 
La edificación la llevó a cabo los Concepción, una familia de labrantes procedentes de Haría. El acceso a los depósitos se compone de un volumen principal de dos alturas, y dos volúmenes laterales. El volumen central, se compone de dos cuerpos. Uno inferior con las esquinas achaflanadas y marcadas con mampuestos de piedra basáltica, mientras que el cuerpo alto, de menor ancho, tiene igualmente sus esquinas marcadas por mampuestos de piedra basáltica labrada. El brocal está enmarcado por mampuestos de piedra basáltica, y se está tapiado.
 
Los aljibes tienen sus techos abovedados con piedras labradas y trampeadas, unidas por mortero de cal y con juntas bien rematadas, descansan sobre unos muros medianeros, con unas aberturas que permiten el paso del agua entre todos ellos y el de trabajadores que tuvieran que realizar labores de limpieza. La amplia alcogida tenía planta pentagonal y el comportamiento hídrico se sustentaba en el perfil natural del suelo, aprovechando una ligera pendiente surcada por suaves escorrentías. La alcogida se acondiciona inicialmente con tierra apisonada, que más tarde se cambia por una mezcla de arena y cal.
 
Después de más de cien años de vida, estos depósitos todavía pueden desempeñar una importante función como reserva hídrica en caso de emergencia, aunque antes o después acabarán asumiendo alguna tarea de tipo social o cultural, vinculadas a su recio carácter patrimonial.