El mayor de los males es la externalización del servicio

Las Kellys, mujeres explotadas pisan La Moncloa

Las Kellys tenían una hora con Rajoy. En esos sesenta minutos, una Kelly limpia cinco habitaciones de hotel a razón de 2,30 euros cada una.

En octubre de 2016 se presentaban oficialmente y menos de dos años después pisaban moqueta y eran recibidas por el presidente del Gobierno en el Palacio de la Moncloa. Las Kellys se han convertido en un referente de la lucha de las mujeres contra la explotación laboral en este país. Al frente de la comitiva del colectivo de limpiadoras se encontraba su presidenta estatal, Miriam Barros, que forma parte del grupo territorial de Lanzarote.

Una Kelly es la que limpia. Así surgió el apelativo (laqueli) que se ha popularizado en muy tiempo, al conseguir visibilizar las horribles condiciones en que realizan su trabajo las camareras de piso de los hoteles de toda España. Este colectivo está integrado por 200.000 mujeres en todo el Estado, quince mil de ellas en Canarias. Están organizadas en torno a una asociación una vez decidieron representarse a sí mismas, tras no sentirse escuchadas ni amparadas por los sindicatos tradicionales.
 
A final de mes, si limpia 400 habitaciones, cobrará entre 800 y 900 euros
 
El pasado 2017 fue un año de récords. Lanzarote registró tres millones de turistas, Canarias 16 millones y España 82 millones. A pesar de la bonanza, los beneficios del crecimiento turístico y económico no están siendo redistribuidos con equidad y justicia.  Mariano Rajoy recibía a las representantes de las Kellys durante una hora, de 12:00 a 13:00 horas, para conocer sus reivindicaciones por boca de las propias trabajadoras.
 
En esos sesenta minutos, una Kelly limpia cinco habitaciones de hotel: hacer diez camas, fregar cinco baños, reponer cinco minibares y, cuando las hay, barrer cinco terrazas. Por cada habitación que limpia, una Kelly percibe unos 2,30 euros. A final de mes, si limpia 400 habitaciones, cobrará entre 800 y 900 euros, con las pagas prorrateadas. Esto es lo que fueron a contarle a Rajoy.
 
Reivindican cosas sencillas como el reconocimiento de enfermedades profesionales
 
La problemática de las camareras de piso no es difícil de entender. Reivindican cosas tan sencillas como el derecho a la jubilación anticipada, la vinculación de la categoría de los hoteles a la calidad del trabajo que generan, el aumento de las inspecciones de trabajo o el reconocimiento de enfermedades profesionales directamente relacionadas con el aparato motor y músculo esquelético. Un de las Kellys asistentes el encuentro padece un grado de discapacidad del 33 por ciento en una mano por sobrecarga y sobre esfuerzo laboral.
 
Pero el mayor de los males es la externalización de este servicio, que propicia la explotación a la que se ven sometidas. Es el proceso por el cual los hoteles encomiendan la realización de una parte de sus tareas o servicios a otra empresa, en este caso la limpieza de las habitaciones.
 
La senadora de Nueva Canarias (NC) María José López Santana logró el compromiso de Mariano Rajoy para que reconociera a las limpiadoras de hoteles como interlocutoras en un pleno del Senado en marzo pasado. Desde entonces, la senadora actuó como intermediaria para cerrar los detalles de la reunión. Las promesas del presidente del Gobierno a la comitiva de las Kellys, o si todo va a quedar reducido a una mera fotografía de Rajoy con ellas, es otro cantar.