No es una plaga bíblica, pero se le parece bastante
Las palmeras conejeras, gravemente amenazadas
15 de junio de 2018 (22:40 h.)
Las larvas del picudo de la palmera se alimentan del tejido vegetal interno, y si el ataque es fuerte la palmera se seca y muere en menos de un año.
Varias amenazas se ciernen sobre las palmeras lanzaroteñas, entre ellas los devastadores efectos del picudo de la palmera (Diocalandra frumenti). Ante esta grave situación, el Ayuntamiento de San Bartolomé ha afrontado el problema sin rodeos, pero otros miran para los celajes mientras muchos ejemplares de palmeras mueren ante sus propios ojos, en plena vía pública. No es una plaga bíblica, pero se le parece bastante.
Las palmeras conejeras se encuentran gravemente amenazadas por varios frentes, pero el más visible es el picudo de la palmera. No es el temible picudo rojo, pero casi. Palmera que ataca, palmera que muere irremisiblemente si no recibe el tratamiento adecuado. Este escarabajo de pequeñas dimensiones (unos seis milímetros, aproximadamente) se detectó por primera vez en Canarias en la primavera de 1998 y más tarde fue localizado en Lanzarote, a donde llegó por el puerto de Playa Blanca.
En Playa Honda se han detectado 132 palmeras infectadas
Un estudio realizado en 2006 confirmó su presencia, con carácter leve y moderado, en Costa Teguise, Puerto del Camen, Tías, Uga y Playa Blanca. Desde entonces, este insecto ha ido atacando ejemplares de palmera canaria (Phoenix canariensis) y palmera datilera (Phoenix dactylifera) y sus híbridos. Si el ataque es fuerte, la palmera se seca y muere en menos de un año.
Los ejemplares enfermos de palmeras presentan una sintomatología reconocible. Las larvas de la Diocalandra se alimentan del tejido vegetal interno haciendo galerías en raíces, inflorescencias, frutos y hojas. Son el causante del amarillamiento prematuro y el colapso de las hojas. Un síntoma muy característico de la presencia de esta plaga es la clorosis en los extremos de las hojas más jóvenes, que van pasando del típico color amarillo hasta quedarse totalmente blancas.
En marzo pasado, el Ayuntamiento de San Bartolomé encargó a un especialista un estudio para averiguar las causas por las que, en los últimos años, las palmeras de la Avenida de Playa Honda se han visto afectadas por plagas y enfermedades. Varios ejemplares se habían perdido y algo había que hacer. El estudio detectó la presencia del destructivo insecto en 132 ejemplares de palmera canaria, pero en diez de ellas se ha llegado demasiado tarde, por lo que han de ser taladas.
Un tratamiento pionero acaba con las larvas, pero no con los adultos
El tratamiento, que debe ser aplicado con urgencia, consiste en un sistema de inyección mediante agujas especiales para palmáceas con el fin de combatir las plagas que parasitan la palmera y así controlar el insecto. En agosto pasado, siendo Marcos Bergaz consejero de Medio Ambiente del Cabildo, se presentó un nuevo experimento de vacunas para el control y eliminación de las larvas de Diocalandra frumenti. Se trata de un producto que se inyecta en el ejemplar y que la savia asimila y conduce por todos los rincones afectados.
La inyección es muy bien asimilada por la palmera, por lo que es mucho más eficaz que los insecticidas convencionales. Con sólo media docena de pinchazos se erradican las larvas de este insecto. El problema es acabar con los picudos adultos. Para ello, de momento no hay otro sistema que la observación, la prevención y la alerta temprana. Además, hay que ser escrupulosos con las podas, que requieren de autorización, y desinfectar siempre las herramientas antes de cortar las hojas de las palmeras.
Observa a tu alrededor y fíjate. ¿Ves alguna palmera desmochada y sin hojas? Si está enferma verás el tronco pelado, como un muñón que brota de la tierra. Si es así, ya está muerta y habrá que arrancarla. Triste destino después de décadas esperando a que el ejemplar creciera y prosperara para embellecer los espacios urbanos y el paisaje de la isla. Las palmeras esperan mucho más de nosotros.