DÍA DEL BESO

Los besos que no dimos antes del Covid-19 y a ver quien se besa ahora

En este tiempo de cuarentena no se lleva besar y se pondrá de moda el beso volado, que se da a la distancia con el gesto de los labios y un ademán de la mano.

Hoy es el Día Internacional del Beso y tiene su guasa la cosa. Para celebrarlo, lo recomendable siempre ha sido besarse, claro está; es decir, reconectarse con esta práctica milenaria que une y vincula de forma afectiva a las personas. Pues va ser que no en esta ocasión, ya que dicha sugerencia es anterior a la expansión de la pandemia, al confinamiento y, sobre todo, al uso generalizado de la mascarilla. La efeméride nos hiela el corazón al recordarnos la importancia que tiene el beso para las relaciones humanas.
Y pensar que creíamos tener besos para dar y regalar y hoy los daremos volados…
 
En este tiempo de cuarentena no se lleva tocar u oprimir con un movimiento de labios a alguien como expresión de amor, deseo, reverencia o como saludo. Este año se pondrá de moda el beso volado, que se da a la distancia con el gesto de los labios y un ademán de la mano. Y pensar que el Día del Beso es el resultado de un concurso que se celebró en Tailandia en 2011 con motivo del Día de los Enamorados, cuando una pareja estableció un récord mundial con el beso más largo con una duración de más de 46 horas. ¡Casi dos días!
 
En el presente 2020, muchas personas van a dedicar la jornada a recordar los besos dados a los seres queridos a lo largo de la vida, y que ahora están lejos en la distancia o ya no se encuentran entre nosotros. También habrá quien se dedique rememorar los besos no dados, siendo irrelevante si iban camino de ser apasionados, cariñosos, dulces, lascivos o fraternales. Y pensar que creíamos tener besos para dar y regalar y hoy los daremos volados… Y ni así.
A los canarios siempre nos queda el tradicional saludo de lejos agitando brazo y a viva voz
 
El beso nació en la antigüedad y se generalizó con la Revolución Industrial entre personas que se relacionaban afectivamente, pero sólo en la absoluta intimidad. El cambio de paradigma se produjo a partir del romanticismo al abrirse la expresión de los sentimientos. Hasta que apareció el Covid-19 para revertir de golpe una práctica bastante habitual en todo el mundo que ha venido siendo usada para demostrar lazos afectivos como la pasión, la amistad, el afecto y el amor entre los seres humanos.
 
La geografía del beso social, no así el amoroso, podía distinguirse con cierta claridad antes del coronavirus. En las Islas Canarias y la América de habla española se da un beso en una mejilla, en la España peninsular en las dos, en Francia y otros países de Europa se dan tres besos, y en Rusia tienen costumbre de besarse en la boca. A partir de ahora, quién sabe si el catálogo acabará por reunificarse y generalizarse en un único método: el beso volado. Se den como se den, el caso es que se den. Parece que la filematología, la ciencia que estudia los besos, tiene campo de investigación por delante. 
 
Quién sabe cómo serán los actos de afecto después del Covid-19, cómo buscaremos las cálidas caricias en el alma, porque de momento los apretones de mano y los abrazos ya están siendo sustituidos por fórmulas como el saludo japonés, basado en inclinaciones de cabeza o reverencias, o el hindú, consistente en poner las manos juntas a la altura del pecho. A los canarios siempre nos queda el tradicional saludo de lejos agitando el brazo y a viva voz, sonoro y vistoso como él solo. De toda la vida.