Las oportunidades perdidas en Lanzarote ante la economía del conocimiento

Ahora que la Unión Europea señala las inversiones productivas para el desarrollo industrial, la innovación o la transición digital como algunos de los vectores clave del futuro post-covid que nos espera, parece oportuno preguntarse qué posibilidades tiene Lanzarote para engancharse a estas líneas de trabajo para reducir la dependencia del turismo y diversificar su economía. La realidad es que la isla no ha sabido sacar todo el provecho posible a iniciativas semejantes en el pasado reciente, como sería la Estrategia de Especialización Inteligente de Canarias (RIS3) 2014-2020.

 

Hace seis años se puso en marcha la Estrategia de Especialización Inteligente de Canarias, un documento de planificación de la política de I+D+i del Gobierno canario orientada a potenciar el sistema regional de I+D+i, lograr un uso más eficaz de los fondos públicos y estimular la inversión privada en este terreno. Las Estrategias de Investigación e Innovación para la Especialización Inteligente (RIS3) son un requisito de la Comisión Europea para el acceso a los fondos europeos en los ámbitos de investigación, innovación y sociedad de la información durante el período 2014-2020. En principio, concluyen este año.

 

Las prioridades que se definieron entonces se centraron en el liderazgo inteligente del turismo, Canarias como referente atlántico inteligente, la agenda digital, el crecimiento verde y la sostenibilidad y, por último, la valorización socioeconómica de la I+D, especialización y fortalecimiento en astrofísica y espacio, ciencias marítimo-marinas, biotecnología y biomedicina asociadas a la biodiversidad y enfermedades tropicales. La idea era definir una estrategia de desarrollo del sistema de I+D+i teniendo en cuenta aquellos aspectos en los que las Islas podían tener ventajas y mayor potencial en relación a otras regiones europeas y mundiales.

 

Para el Gobierno de Canarias, la RIS3 se constituyó en la agenda de transformación socioeconómica de Canarias hasta 2020, ya que en ella se especificaron los ámbitos donde el Archipiélago podrá ser especialmente competitivo en el entorno internacional. En 2014, cuando se presentó en Lanzarote la Estrategia de Especialización Inteligente, se puso de manifiesto que el objetivo de la RIS3 es que cada región concentre el apoyo político y sus principales inversiones en lo que ellas mismas consideren que deben ser sus prioridades. Ahora bien, ¿qué ventajas competitivas posee Lanzarote en las que podría especializarse? Uno: Manrique, arte, cultura y Centros Turísticos. Dos: volcanismo. Tres: paisaje y biodiversidad. Cuatro… ¿Cuatro?

 

Durante aquella jornada se expusieron varios aspectos que aborda la RIS3, como potenciar Lanzarote como centro de investigación, divulgación e interpretación geológica y volcánica, y el aprovechamiento de la especialización en este ámbito de investigación para potenciar el turismo orientado hacia los volcanes. Asimismo, se citaron otros proyectos de interés para la isla en el campo del turismo de salud y el turismo deportivo, como sería la Vía Ciclista Insular, o la desalación vinculada a la energía eólica, entre otras.

 

En junio de este mismo año, en plena pandemia y en comparecencia parlamentaria, la consejera de Economía, Conocimiento y Empleo del Gobierno de Canarias destacaba la importancia de los parques tecnológicos como instrumento estratégico para avanzar en la diversificación y en un modelo económico más basado en el conocimiento. Hay tres parques tecnológicos en las Islas, en Fuerteventura, Gran Canaria y Tenerife, que acogen más de 120 empresas y más de 730 puestos de trabajo, con potencial para la creación de alrededor de 1.200 empleos a corto y medio plazo.

 

La economía del conocimiento va a ser crucial en el futuro inmediato para atraer inversiones y avanzar en una economía más resiliente, y, en esto, los parques tecnológicos ofrecen oportunidades de avance. Entre otras razones, porque se erigen en “sólidos pilares para el cambio del modelo productivo canario en el medio plazo”, según el Ejecutivo autónomo. El Parque Tecnológico de Fuerteventura cuenta con 22 empresas implantadas, más de 100 empleos y actuaciones por importe de 20 millones de euros, y se ha consolidado como una agencia insular de innovación y desarrollo.