Pudimos

La táctica se reduce a calcular el mínimo común múltiplo: el número positivo más pequeño que es múltiplo de dos o más podemitas. Eliminada la competencia y consolidada la mediocridad, comenzaría el debate entre los dos resultantes en un recíproco aunque gratificante ejercicio de onanismo político aderezado de mucha labia. La estrategia consiste en que los de siempre recuperen el espacio político a la izquierda del PSOE, por nada en particular: creen que les pertenece aunque no han sabido qué hacer con él durante décadas, a no ser evitar que otros se lo apropien y los manden a freír chuchangas.
 
A medida que pasan las semanas, todo se va reduciendo a una pose pseudo intelectual y sólo permitirán la renovacion si es bajo su tutela, mediando el vasallaje. Y eso es todo. Se podía, se pudo, pudimos… Encanallados saldando cuitas con verbo venenoso mientras el país se desploma a su alrededor. Neopolítica de salón. Ácido clorídrico en el espacio público. Palmaria incompetencia. Infantil irresponsabilidad. Escribe Luis García Montero que la falta de unidad de la izquierda ante el totalitarismo le recordó a Miguel Hernández los conflictos de los poetas entretenidos en sus batallas mientras se acercaba la barbarie. Pues algo parecido. Y no piensan jubilarse.

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