Van cuatro episodios en cuatro días
Quemar contenedores, el nuevo divertimento de los vándalos urbanos
‘La moda’ parece que se ha disparado en las últimas jornadas, a tenor de los servicios que reportan los bomberos de Lanzarote.
La quema de contenedores situados en la vía pública se ha hecho muy habitual en los últimos días. Estos recipientes destinados a la recogida selectiva de residuos siempre han sido blancos del vandalismo urbano, pero ‘la moda’ parece que se ha disparado en las últimas jornadas, a tenor de los servicios que reportan los bomberos de Lanzarote.
El día 31 de julio, ardió un contenedor de cartón en Tahíche y una papelera junto a la Escuela de Arte Pancho Lasso, por lo que los bomberos se vieron obligados a intervenir. El 1 de agosto, prendió un contenedor de residuos sólidos urbanos en Tías y al día siguiente un contenedor de papel en Arrecife. Los bomberos se vieron en la obligación de intervenir en ambos casos. El 3 de agosto, se produjo un incendio en un contenedor orgánico en Arrecife, por lo que los bomberos procedieron a su extinción con agua pulverizada y a chorro.
Mientras los bomberos apagan un contenedor, no están disponibles para otros sucesos
Podría decirse que la quemar contenedores es el nuevo divertimento de los vándalos urbanos. Hay quien lo atribuye a una moda juvenil, pasajera, buscando alguna emoción nocturna de puro aburrimiento. Sin embargo, en muchas ciudades españolas, la quema de contenedores es una práctica habitual, y no está relacionada con la llegada del verano, ya que se produce en todas la épocas del año.
En algunas urbes de este país se han detectado y detenido pirómanos dedicados a la quema de contenedores. En otros casos, se erigen en señales de protesta radical de variado signo. Pero en casi todos lados se está convirtiendo en un problema demasiado común y que, entre otras consecuencias, genera un sobre coste a la comunidad la reposición de estos recipientes.
Asimismo, la quema de contenedores ocasiona un problema de seguridad pública. Cuando se quema un contenedor se pone en grave peligro las casas de los residentes en las inmediaciones, los coches aparcados cerca y hasta a las personas, que pueden resultar heridas o fallecidas a consecuencia de las llamas. Todo ello sin contar que mientras los bomberos están apagando un contenedor, no están disponibles para atender otros sucesos, como un accidente de tráfico.