La sala que ningún artista merece

La sala que ningún artista merece

No me sorprende Ildefonso Aguilar, no él, más bien su obra expuesta en El Almacén. No esperaba que se apeara de la corrección técnica, de su impecable ojo fotográfico. No me sorprende, aunque me inquiete que ningún ser humano haya perturbado sus paisajes, pues apenas hay concesiones a la vida. Casi me inquieta la ausencia total de emoción.
 
Estas observaciones me sirven para decir lo que realmente me ocupa, y no es más que contraponer lo afirmado sobre la obra de Aguilar con el espacio elegido por el artista para esta muestra. Realmente,  es una excusa,  pues podría haber desarrollado este texto con cualquier otro autor que mostrara su obra en la galería El Aljibe.
 
Esa forma de hacer, Manrique se la llevó a la Fundación
Sí me sorprende que el artista haya accedido a colgar su obra sin condiciones. En otro tiempo, el Cabildo, propietario de estas instalaciones, habría sido quien con su nombre aportara la garantía para que cualquier intervención que acometiera tuviera el nivel exigido. Tal era la calidad del equipo humano del que disponía. Ese legado, esa forma de hacer, Manrique se la llevó a la Fundación, o se fue con él, lo cual es apreciable en cada montaje que la FCM muestra, y lo hace por una doble razón: por respeto a un exigente Manrique que ya no está y por consideración al público. 
 
El Cabildo, en El Aljibe, olvidó su trayectoria de buen hacer, y, con lo puntilloso, por cuidadoso, que parece Aguilar, no alcanzo a comprender cómo ha accedido a colgar su obra en un espacio cutre y abandonado. Descuidado y maltratado. Se equivocó. Esta situación se evidencia aún más con la impoluta obra expuesta.
 
Se puede ser más cutre, pero no creo que lo merezcamos
No resulta aceptable el estado de la escalera de acceso a la galería, ni la puerta al final de la misma. No hay espacio para más chorretes de pintura por los rodapiés, y hasta podemos apreciar que el pavimento ha disfrutado de  mayor gloria. Con Manrique, claro, la gloria fue con Manrique. No entiendo que el consejero Óscar Pérez no le de importancia, o no lo vea,  que los trabajadores pasen, y que a los artistas les dé igual. Hemos de haber descendido unos escalones en la dignidad de la primera institución de la isla, y en la nuestra, hasta meternos en un pozo — no en un aljibe— tal que no tuviéramos un recorrido anterior del que aprender.  
 
Se puede ser más cutre, pero no creo que lo merezcamos. No les da un poquito de vergüenza? ¿No te da vergüenza, consejero?

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