NAVEGACIÓN AÉREA
Tenerife reclama 300 millones para el aeropuerto del sur
13 de noviembre de 2018 (11:03 h.)
Todo lo contrario sucede en Lanzarote, en donde el consejero del Cabildo Manuel Cabrera se quedó prácticamente solo al reclamar un nuevo aeropuerto para la isla.
Se acaba de abrir la caja de los truenos en las infraestructuras dedicadas a la navegación aérea en Canarias. El Cabildo tinerfeño y los principales agentes económicos y sociales de aquella isla pretenden que Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (Aena) invierta 300 millones en el Aeropuerto Tenerife Sur. Quieren que “cuente con un edificio amplio que tenga los criterios de calidad que queremos para nuestro destino y no un apaño, como propone Aena, de unir dos terminales”. Piden, en definitiva, la suspensión del concurso para la ampliación de la terminal y la construcción de un nuevo inmueble, ya que el actual tiene una antigüedad de casi 40 años.
Todo lo contrario sucede en Lanzarote, en donde el consejero del Cabildo por el PIL y vicepresidente primero, Manuel Cabrera, se quedó prácticamente solo en junio pasado al reclamar un nuevo aeropuerto para la isla. No obstante, Cabrera arrancó al presidente de la Corporación el compromiso de encargar un estudio de ingeniería que explore la viabilidad y posibles ubicaciones para el aeropuerto, “por si se necesitara o aconsejara uno nuevo en el futuro que pueda sustituir al actual”. Y ello, siempre que “no esté limitado por los condicionantes orográficos, que minimice las molestias a la población residente y que, entre otros factores, no genere un impacto medioambiental al territorio inasumible”.
Sólo son rentables una decena de los más de cuarenta aeropuertos de Aena
Las expuestas son dos visiones casi antagónicas sobre necesidades muy parecidas en dos destinos turísticos, el tinerfeño y el conejero. Lo cual no quiere decir que el aeropuerto de Lanzarote sea un primor, ni mucho menos. De hecho, casi nadie habla bien de la Terminal 1, dedicada a los vuelos internacionales y con la Península, y muy pocos lo hacen de la Terminal 2, dedicada a los vuelos entre Islas. En el primer caso, el edificio es de una insufrible vulgaridad, mientras que en el segundo se añora y hasta se reclama el desaparecido interiorismo que le otorgó en su día César Manrique.
Aena es la empresa pública que gestiona los aeropuertos de interés general en España. Si aceptara la propuesta de las fuerza vivas tinerfeñas, podría verse en la tesitura de tener que lidiar con peticiones similares en todo el Estado. Tenerife Sur fue el séptimo aeropuerto del país en pasajeros el año pasado, con 11,2 millones, mientras que el de Lanzarote ocupó el noveno lugar, con 7,3 millones. Por beneficios, en datos de 2016, Tenerife Sur obtuvo 73 millones (tercero del país) y Lanzarote 36 millones (sexto del país). Sólo son rentables una decena de los más de cuarenta aeropuertos adscritos a Aena.
El telón de fondo de la competitividad a largo plazo
Hasta la consejera de Hacienda del Gobierno de Canarias se ha sumado a las voces procedentes de la isla picuda. Ha denunciado que el aeropuerto Tenerife Sur “lleva 40 años sufriendo una política constante de parcheos por parte de Aena, una entidad que está sacando constantes beneficios en este aeropuerto, que está sirviendo para amortizar la deuda de otros grandes aeropuertos que sí se han hecho en Madrid o Barcelona”. Lo que subyace en el fondo con el planteamiento tinerfeño es la competitividad de un destino turístico insular alejado del territorio continental y su reposicionamiento a largo plazo en el mercado turístico europeo.
El nuevo edificio terminal de Lanzarote (T1) se inauguró en 1999 con capacidad para atender a más de siete millones de pasajeros anuales. Las infraestructuras se completaron con nuevos accesos, aparcamientos de vehículos y torre de control. Desde 2004, la isla cuenta con la remozada terminal interinsular (T2). Parece que se acaba de abrir la caja de los truenos en las infraestructuras dedicadas a la navegación aérea en Canarias: llegó la hora de pedir.
Los límites del Aeropuerto
Lanzarote lleva esperando más de una década por un nuevo Plan Director que recoja la mejora de infraestructuras, entre ellas la posible ampliación o no de la pista de aterrizaje y, en su caso, hacia dónde, si hacia el mar o hacia el interior.
Las actuales instalaciones lindan con una de las zonas residenciales y comerciales más intensamente habitadas, Playa Honda, afectando también por su cercanía al norte de Arrecife y a Matagorda, en Puerto del Carmen, por lo que miles de personas están expuestas a niveles de ruido que superan los 55 decibelios.