La corrupción

Top Secret, 23 de enero de 2017

Top Secret, 23 de enero de 2017

La corrupción
El mensaje ha de ser repetido hasta que todos nos lo aprendamos: la corrupción empobrece las comunidades donde se dan prácticas corruptas. Así que está bien que nos escandalicemos, que nos acordemos de unos cuantos familiares de los corruptos y que les deseemos que sobre ellos y ellas caigan las siete plagas. Pero más que hacerlo porque vemos en sus caras el reflejo de vulgares ladrones, debemos indignarnos, y algo más, porque por causa de sus prácticas corruptas somos más pobres como comunidad. Un ejemplo muy cercano: el auto de la Juez Silvia Muñoz por el que se dicta apertura de juicio oral por las dos vías del llamado caso Jable (Palacio Municipal de los Deportes de Argana y Urbaser) cifra el quebranto económico a las arcas municipales en 18'5 millones de euros. Más de tres mil millones de las desaparecidas pesetas que en lugar de ser empleadas en las muchas carencias que tiene la ciudad de Arrecife han pasado a manos privadas, sospecha la Justicia.
 
Cárcel, deshonra y ruina
Con 18'5 millones de euros un Gobierno medio hábil sería capaz de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos de la Capital. Paliar numerosas fatigas que pasan no pocas personas, adecuar obsoletas infraestructuras públicas y volcarse en el apoyo escolar de la población estudiantil de Arrecife. Lo que la oposición (lo que todas las oposiciones) dirían demagogia, vamos. Por eso mismo somos más pobres por culpa de la corrupción y de aquellos a los que la Juez señala como causantes del quebranto económico en las arcas municipales. Que no son cuatreros llegados de fuera ni nada parecido (alguno sí), sino ilustres apellidos conejeros para los que no cabe sino pedir, si se demuestra lo que dicen de ellos, que devuelvan lo robado y que acaben en la cárcel el tiempo que haga falta. La deshonra entre la sociedad que les acoge y que un día confió en ellos y ellas, ya la tienen. Y la ruina les acabará llegando más pronto que tarde. 
 
La bajadita de Soria
Desde que dejó de ser el ministro que pretendió traer la ruina petrolera a nuestras costas, y tras frustrarse su enchufe nada menos que en el Banco Mundial, al grancanario José Manuel Soria no se le está dando demasiado bien la cosa. Al robo raro, raro, de su casa en plena Nochebuena, sin huellas y sin que se sepa muy bien todavía qué cantidad de joyas y dinero le quitaron de la caja fuerte, le siguió el varapalo judicial de esa denuncia sin fundamento que presentó contra Victoria Rosell, suficiente para que no concurriera a las elecciones encabezando las listas de Podemos y que al final se le ha tornado en contra. El ex presidente del PP canario tendrá que ir a declarar a los juzgados, pero no en la figura de demandante, que tanto le gusta, sino en la de demandado. EL Juez ha admitido a trámite una denuncia de Rosell y a Soria de le acusa de sendos delitos de injurias, calumnias y delito electoral. Dicho en castellano, de haberse pasado tres pueblos arremetiendo contra la candidata de Podemos a la que acusó de todo, y más, sin ninguna prueba más que las que él se imaginaba y las que publicaban medios afines. Pues nada, tendremos Soria en las portadas de nuevo.

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