Lo abandonará si no articula una mayoría
Ultimátum generoso del PIL a Pedro San Ginés
O se recompone la mayoría en el Cabildo Insular o Manolo Cabrera acrecentará el peso político de las fuerzas de la oposición.
Los seis consejeros de CC, el del PIL y un tránsfuga inestable, Juan Manuel Sosa, no es tripulación suficiente para conducir la nave del Cabildo a buen puerto. Este es el sencillo diagnóstico que ha hecho el PIL de la situación por la que atraviesa la primera Corporación Insular después de que el PSOE decidiera dejar el grupo de gobierno y pasar a la oposición. Por ello, han enviado un ultimátum a sus socios, aunque con margen de maniobra. Un ultimátum generoso.
Reunidos la noche de este martes, concluyeron que para gobernar el Cabildo se necesitan al menos doce consejeros, la mitad más uno del plenario, que suma 23 actas. Con siete de CC, uno del PIL, y otro más cuya forma de actuar depende de donde sople el viento, el grupo de gobierno está condenado al fracaso. Entre otros motivos, porque el PP no parece dispuesto a ser, otra vez, ni un convidado de piedra ni una pareja de conveniencia.
Para empezar, el presidente no parece dispuesto a convocar el pleno extraordinario que le ha pedido la oposición, incluido el errático e inconsistente Sosa, con el fin de debatir y aprobar una propuesta de solución al conflicto de los Centros Turísticos, y que cuenta con el respaldo de los trabajadores, toda la oposición y las patronales. Eso quiere decir que el pleno se acabara celebrando por agotamiento de los plazos legales, a finales de septiembre, con el desgaste que ello supone para San Ginés y CC, pero también para el PIL. Sosa desconoce ese concepto.
"El presidente ha quemado todos los puentes de entendimiento con su manera autoritaria y excluyente de entender la política"
Por otro lado, Manolo Cabrera también quiere causar baja en el club de los no alineados para alistarse en la asociación de damnificados por Pedro San Ginés. Así se autodenomina en el Cabildo el variopinto grupo de políticos de diversas formaciones, sexo y condición a quienes el presidente ha desairado con crueldad. También los hay de CC, y el número va en aumento -aunque les cuesta salir del armario-, pues también los suyos se quejan de su trato. Cabrera cuenta con el apoyo de su partido para sumarse a las fuerzas de la oposición en el supuesto, cada vez más probable, de que San Ginés no convenza al PSOE para que vuelva al redil o al PP para que se integre en el grupo de gobierno. Ninguna de las dos opciones parece viable en estos momentos, ya que incluso quienes le aprecian opinan que “el presidente ha quemado todos los puentes de entendimiento con su manera autoritaria y excluyente de entender la política”.
El PIL no se va a dejar arrastrar por esta deriva que envuelve al Cabildo. O se recompone la situación en dos semanas, o Manolo Cabrera acrecentará el peso y político, y físico, de las fuerzas de la oposición. Y eso sin contar con del calendario penal que aguarda al presidente. El PIL es un partido con vocación de gobierno y con un sentido muy pragmático de la política. Y sabe que, de esta, también puede pescar en el caladero de votos de CC, mucho de los cuales considera que les pertenecen. El PIL hace cálculos y piensa a corto y medio plazo: su escenario ideal es estar en el poder con CC en la oposición.