50 años del comienzo de la construcción de la sede de la FCM
Vídeo: Setecientas personas disfrutaron de Taro de Tahíche de noche
03 de octubre de 2018 (10:11 h.)
Los asistentes fueron agasajados con un aperitivo con ambientación musical y pudieron desenvolverse por el museo de la FCM, en lo que fue la antigua casa de César Manrique.
Casi setecientas personas disfrutaron de Taro de Tahíche de noche con motivo de la apertura de la antigua casa de César Manrique al cumplirse, el 2 de octubre de 2018, cincuenta años del comienzo de la construcción de la casa del volcán. Aquí residió el artista a partir de su regreso definitivo a Lanzarote desde Nueva York —concluida en 1969 su primera fase— hasta 1988.
La casa lucía espléndida con la sabia iluminación con la que Manrique resaltaba diversos aspectos de su obra pública. Los asistentes fueron agasajados con un aperitivo con ambientación musical y pudieron desenvolverse por el museo de la Fundación César Manrique, que permaneció abierto hasta las 23:00 horas.
La casa está edificada sobre una colada lávica de las erupciones ocurridas en Lanzarote entre 1730 y 1736. Se levanta sobre cinco burbujas volcánicas naturales y un pequeño jameo, interconectados en una estructura orgánica. En la parte superior, la arquitectura vernácula es reinterpretada.
César Manrique sintetiza armónicamente una concepción moderna del espacio arquitectónico y la tradición de la arquitectura popular lanzaroteña, al tiempo que aglutina las características esenciales de su propuesta integradora Arte-Naturaleza/Naturaleza-Arte: el diálogo entre el edificio y la naturaleza, en una relación de comunicación y respeto permanente.
César Manrique descubre las burbujas volcánicas en las que se asienta su vivienda de manera fortuita: paseando por el torrente de lava se acerca a una higuera que sobresale de la colada, al descolgarse por las ramas del árbol comprueba las grandes dimensiones del interior del “chaboco” en que se encuentra, y en ese momento decide que “podía convertirlas en habitáculos para la vida del hombre, empezando a planificar mi futura casa viendo con enorme claridad su magia, su poesía, y al mismo tiempo su funcionalidad”, según sus propias palabras.
En 1968, se inicia la construcción de Taro de Tahíche, como denominó Manrique desde entonces su casa, que pronto fue incluida en múltiples reportajes de los medios de comunicación nacionales e internacionales. Taro de Tahíche fue un reducto de libertad y modernidad, como atestiguan las imágenes y relatos de la época. En 1969 ya la habitaba.
Mientras el artista residió en Tahíche, la casa fue visitada por cuantas personalidades llegaban a Lanzarote: personajes del mundo del arte, de la música, de la arquitectura, de la literatura, de la política… recibiendo elogios y opiniones que resaltaban su originalidad y belleza.