Urbanismo y ciudadanía

Calidad de vida ciudadana es de las cosas que menos se habla en Arrecife

Parque Simón Bolívar en Arrecife
Parque Simón Bolívar en Arrecife

Al valorar la calidad de vida en una ciudad se analiza el empleo, la salud, la seguridad ciudadana, la vivienda, la contaminación, el medio ambiente y la educación

Calidad de vida ciudadana es de las cosas que menos se habla en Arrecife

Calidad de vida es de las cosas que menos se habla en Arrecife. El podio de las mejores ciudades en España está integrado por urbes relativamente pequeñas, con clima suave y muchas horas de sol al año, que ofrecen oportunidades laborales y con precios asequibles para alquilar una vivienda, con una sanidad y educación accesibles, bien conectada y, a ser posible, con un rico patrimonio histórico y cultural. Estas son los elementos en los que debe fijarse Arrecife si aspira a convertirse en una ciudad con buena calidad de vida.

MAYOR CALIDAD DE VIDA CIUDADANA

Asimismo, cuando de establecen rankings de calidad de vida en las ciudades a escala mundial se valora que haya estabilidad política y económica, bajos niveles de delincuencia, libertad individual y colectiva, un entorno natural de calidad, buena consideración de aspectos médicos y de salud, aire limpio, buenos colegios públicos y privados, servicios públicos de calidad y buena red de transporte público, tráfico no congestionado, buena oferta cultural y de ocio (restaurantes, teatros, cines, deportes y ocio) y buen parque de viviendas de alquiler.

Entre los factores que más preocupan a los españoles a la hora de valorar la calidad de vida en una ciudad están, por este orden, el empleo, la salud, la seguridad ciudadana, la vivienda, la contaminación y el medio ambiente y, por último, la educación. Las ciudades exitosas desde esta perspectiva no son meros espacios económicos basados en la idea vieja de consumir más y más, sino que aspiran a crear las condiciones para alcanzar mayor calidad de vida ciudadana. Pero, si hay que consumir, que también haya bienes públicos y no sólo productos privados.

URBANISMO COMPACTO Y DENSO

Para poder consumir bienes públicos se necesitan espacios colectivos, como plazas, parques e instalaciones deportivas, superando el anticuado modelo urbanístico que ha supeditado el diseño de la ciudad a la funcionalidad del coche. Para ello, el urbanismo ha de ser compacto y denso, descentralizado para que los servicios sean cercanos, frente al expansivo que atendió en exclusiva el deseo de los fabricantes y los usuarios de coches.

Por lo tanto, en las ciudades con mayor calidad de vida, los coches han dejado de ser el principal medio de transporte, entre otras razones porque los desplazamientos largos no son obligados y responden a una escala más humana. Y, en todo caso, pueden hacerse a través de una buena red de transportes colectivos, a pie o en bicicleta.

REDUCIR EL USO DEL VEHÍCULO PRIVADO

Por lo tanto, las ciudades que aspiran a tener mayor calidad de vida ciudadana están irremediablemente condenadas a reducir el uso del vehículo privado, tanto para evitar problemas de congestión y de contaminación del aire cuanto para ganar espacio para las personas. Del mismo modo, estas urbes integran la naturaleza en su tejido, desde parques y zonas verdes cercanas hasta corredores verdes entre el centro y la periferia. Asimismo, en estas ciudades se fomenta el uso de energías autónomas y renovables.

Los expertos señalan que no basta con convertir las calles en paseos peatonales, crear parques y plazas públicas o mejorar la fisonomía de los barrios, y apuntan a que la materia prima esencial es tener en cuenta las aspiraciones de sus protagonistas: la ciudadanía. Por ello, las tradicionales asociaciones vecinales están llamadas a evolucionar mejorando la participación y el calado de sus propuestas a los gobiernos locales quienes, por otro lado, no pueden seguir dándole la espalda a los presupuestos participativos. Las buenas ciudades necesitan que sus vecinos y vecinas se conviertan en ciudadanos y ciudadanas, en protagonistas políticos de su destino

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