Un oficio admirado

Día Internacional de la Enfermería: readaptarse tras la pesadilla de la covid-19

Los profesionales de enfermería también sufren las consecuencias de la pandemia provocada por el SARS-CoV-2. Muchos viven con el recuerdo de haber estado dentro de un mal sueño
Día Internacional de la Enfermería: readaptarse tras la pesadilla de la covid-19

La sacudida de la pandemia mundial del coronavirus que provocó la covid-19 es algo que no se olvida. "De repente empezó a llegar gente con cuadros severos de insuficiencia respiratoria a los que veías como pacientes, claro, pero era inevitable pensar en que podían contagiarte en cualquier descuido". La que habla es Miriam, una de las enfermeras que estuvo expuesta en la incertidumbre de los primeros ingresos en el Hospital Universitario Doctor José Molina Orosa.

Pide que no citemos su nombre verdadero porque, como parece lógico, no habla en nombre de todo un colectivo ni del personal  del Servicio Canario de la Salud y prefiere evitar malos entendidos. Dialoga con Biosfera Digital en vísperas del 12 de mayo, Día Internacional de la Enfermería. Se conmemora con motivo del aniversario del nacimiento de Florence Nightingale, considerada precursora de la enfermería profesional.

El lema elegido para 2022 es "Enfermería: Una voz para liderar. Invertir en enfermería y respetar los derechos para  garantizar  la salud global". Algo en lo que no puede estar más de acuerdo Miriam. "Si alguien tenía alguna duda de la importancia de la sanidad pública, ya se le habrá despejado durante la pandemia". Un mensaje que va dirigido en doble dirección: "a la Administración, que debe redoblar esfuerzos para dotar de más personal y medios, y a los usuarios que solían descargar, y todavía descargan, sus frustraciones de sala de espera en nosotras".

Miriam no ha notado en su trabajo los cambios implantados en la pandemia y que forman parte de la nueva normalidad común. "La estricta higiene de manos y el uso de mascarilla, por ejemplo, es algo que iba ya en nuestros protocolos", pero sí ha detectado uno de los actos reflejo sobrevenidos. "Puede que haya menos roces; el contacto físico es menor. Pero seguro que ese temor se nos va quitando con el tiempo. Aquí somos muy tocones", subraya con esa risa sincera que tantas veces hemos visto en caras de enfermeras y enfermeros en el trato con el paciente.

Si tuviera que quedarse con un momento duro y otro de enseñanza positiva tras los dos largos años de pandemia, Miriam lo tiene claro: "Aquellos aplausos de las siete de la tarde...esas miradas y ánimos que te lanzaban personas que ni conocías...fue muy emotivo porque, de repente, te dabas cuenta de que formabas parte de la esperanza de la gente por salir de la pesadilla". Eso, en el aspecto positivo. En el negativo: "la soledad del enfermo. Veías pacientes con una vida social y familiar muy rica, llena de gente que te rodea y que te quiere...verlos sufrir, y a veces morir, en soledad, te hacía reflexionar sobre lo frágil que puede ser la plenitud".

"Algo que no debemos olvidar, porque ocurrió y no queremos que vuelva a ocurrir", sentencia Miriam a modo de despedida.

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