CASAS

Herrera y Rojas, el museo fallido de Luis Ramírez

Aquí se encuentra la Oficina Técnica de Teguise, una función administrativa que está muy alejada del contenido museístico soñado por su ilustrado promotor.

La Casa Palacio Marqués de Herrera y Rojas no es casa ni palacio. Alberga en su interior las dependencias de la Oficina Técnica Municipal de Teguise, una función administrativa que está muy lejos del contenido cultural del Museo de  Historia y Antigüedades soñado por Luis Ramírez González en el primer tercio del siglo XX. Pero podría ser peor, ya que, según Maruchi Rodríguez y Paco Hernández, el inmueble podría hoy estar ahora en manos de la jerarquía católica, según se recoge en un documento firmado por el propio Luis Ramírez. En él se dice que si pasados treinta años no estuviese en activo el museo, la propiedad pasaría a la parroquia de la Villa. Sin embargo, tras ser donado por Ramírez, el Cabildo Insular acordó que el inmueble fuera destinado a museo en sesión plenaria celebrada en 1963 y lo inscribió en el  Registro de la Propiedad en 1964.
 
Maruchi y Paco refieren que el inmueble fue construido en 1929 por Luis Ramírez sobre una antigua casa del siglo XVIII y su propósito original era crear un museo bajo la denominación de Marqués de Herrera y Rojas. Por eso, se trasladó la puerta de tea y la portada de cantería desde el lugar donde, al parecer, se encontraría el verdadero palacio del marqués para ser colocada en la fachada principal de esta casa. El escudo fue realizado por el escultor Pancho Lasso. El inmueble cuenta con dos plantas y en la  superior cuenta con una galería que da al patio central cubierto. El edificio permaneció abandonado durante décadas, hasta que el Ayuntamiento se hizo cargo de su restauración en 1988.
 
El mecenas y bienhechor Luis Ramírez González falleció en 1950
No ha habido otro hombre tan generoso con su comunidad como él. Del mecenas y bienhechor lanzaroteño Luis Ramírez González (El Islote, 1884-Barcelona, 1950) son conocidas sus donaciones con fines culturales o educativos. Su vistosa casa modernista donde veraneaba en la Caleta de Famara la entregó a la Iglesia, pero el edificio se desmigaja víctima del mal de la maresía; la Casa Palacio ‘Herrera y Rojas’, en la Villa, la regaló al Cabildo con fines museísticos; el edificio de la Casa de la Cultura ‘Agustín de la Hoz’ de Arrecife tenía en su origen un propósito educativo para niños sin recursos; sus libros fueron a parar a la Biblioteca municipal de Arrecife; y la fuente de la plaza de los Leones, en la Villa, la donó al pueblo de Teguise. Menos conocido es su amor por los árboles.
 
Desde muy joven, se comprometió con la arborización de Lanzarote y el desarrollo agrícola, constata Maruchi Rodríguez, del Archivo Histórico de Teguise, al dibujar su perfil. En 1916, ofrece un discurso a favor de los árboles en la Fiesta del Árbol de San Bartolomé. Con motivo de la celebración, se plantaron un buen número de ejemplares en la plaza principal del pueblo, delante del Ayuntamiento y de la iglesia parroquial. Acacias, eucaliptos y algarrobos aspiraron a otorgar sombra y frescor al espacio, pero, más de un siglo después, sólo sobrevive el eucalipto situado en la fachada sur de la iglesia.
 
Luis Ramírez fue una persona ilustrada y comprometida con su tiempo
Nacido en el seno de una familia pudiente, Luis fue una persona ilustrada y comprometida con su tiempo, muy activa en el espacio público y deseoso de contribuir a la mejora de su comunidad. Su infancia transcurrió en la vivienda donde hoy se alza Bodegas La Florida. Fue consejero del Cabildo y alcalde de San Bartolomé antes de la proclamación de la IIª República y falleció  en Barcelona a los 66 años de edad, cuando peregrinaba a Roma.
 
En 1946 fue declarado Hijo Adoptivo de Teguise y en la Villa tuvo una calle a su nombre, Correos, desde 1930 hasta el alzamiento militar del general Franco. Sus restos yacen el cementerio católico de la Villa, cerrado para estos menesteres desde hace décadas, donde comparte con sus familiares el llamativo panteón de estructura piramidal y de clara referencia masónica. Transcurrido alrededor de un siglo de aquellas plantaciones, para muchos el árbol sigue siendo un extraño en Lanzarote.
 
En fecha reciente, el Ayuntamiento de San Bartolomé ha recuperado las becas perpetuas al estudio que concediera en su momento Luis, y que se habían dejado de otorgar mucho antes de que concluyera el siglo XX. De las ayudas se podrán beneficiar de inicio once estudiantes de Lanzarote y La Graciosa. Cada beca estará dotada con 500 euros y se otorgarán a alumnos provenientes de familias que tengan dificultades notables para costear los estudios de sus hijos.