PERFILES
Leandro Perdomo emigrante: de la mina al ‘Volcán’ de Bruselas
04 de febrero de 2017 (00:49 h.)
Tuvieron que pasar 5 años, desde que Perdomo llegara a Bélgica, para obtener un permiso de trabajo que le dejase ejercer cualquier tipo de actividad. En este punto vio la oportunidad de fundar un medio de comunicación escrito.
La etapa de autarquía en la posguerra española instaló la miseria generalizada en el país. En este clima, en torno a millón y medio de españoles abandonaron sus regiones de origen para encaminarse a Europa en busca de trabajo y recursos que procurasen el sustento a sus familias, Leandro Perdomo Spínola (1921-1993) fue uno de ellos.
En 1945 Leandro traslada su residencia de Lanzarote a Gran Canaria, ya que la isla atravesaba por la escasez de papel y su periódico Pronósticos tuvo que empezar a imprimirse en la capital grancanaria. El periódico desaparece en 1948 y para alimentar a su familia se ve obligado a desempeñar más de una decena de oficios circunstanciales como el de cambullonero, agente de seguros de decesos o vendedor ambulante de trajes, de novelas del oeste y del corazón.
La precariedad y las penurias determinaban su situación personal y familiar. A la altura de 1957 la situación se hacía insostenible para Leandro, con cinco hijos y otro en camino. Ese mismo año tuvo noticia del convenio firmado entre Bélgica y España, que facilitaba el traslado de españoles para que se incorporasen a la industria carbonífera belga y decide emigrar entre un centenar más de isleños.
El permiso de trabajo temporal, que le permitirá ejercer como minero de fondo, resultó un calvario para Leandro, un hombre libertario e independiente, habituado a la vida de la calle, que nunca había conocido un empleo sujeto a la disciplina laboral. Pero resiste con entereza turnos de trabajo inmisericordes, sin ver la luz del día durante dos años, hasta que enfermó de bronquitis crónica y obtuvo la inutilidad para trabajos de fondo. A partir de 1960, tuvo que emplearse en diversas ocupaciones temporales.
‘Volcán. Periódico informativo de la Cultura y los Deportes’ nace 1963, obra de mineros y obreros emigrantes, pero sobre todo de su fundador y director, que confiaba en las letras y la cultura como fuerza transformadora individual y colectiva. Un periódico escrito en español, hecho por trabajadores emigrantes y dirigido a los miles de emigrantes españoles residentes en Bruselas y en su entorno europeo: París, Alemania y Holanda.
Volcán responde a un periodismo artesanal. El director se ocupaba de tareas muy variadas y numerosas: debe redactar editoriales, confeccionar numerosos contenidos sin firma o bajo pseudónimo, traducir de la prensa belga para completar espacio, corregir, diseñar, conseguir prestado el soporte de imágenes para ilustrar las páginas, supervisar la impresión, captar publicidad, hacer suscriptores o efectuar el reparto... La ayuda de redacción que recibe al principio es mínima.
En lo que concierne a los contenidos, el periódico incluye información variada: asuntos del mundo laboral y otros relativos a la emigración, noticias de España y del mundo en general, artículos, pasatiempos e informaciones culturales y deportes, además de incluir una tribuna libre de opinión, una sección para la mujer y una galería de semblanzas de emigrantes.
A mediados de 1968 Leandro Perdomo y parte de su familia retornan a Lanzarote con el propósito inicial de pasar una larga temporada. Un inesperado contratiempo coronario, le impedirá volver a Bruselas, donde había dejado su revista y su casa. Leandro encalla así en su isla natal. Tras residir poco más de dos meses en La Vegueta, se traslada al antiguo caserón familiar de Teguise.
Infortunadas circunstancias, le privaron de su periódico en el momento en que empezaba a dar frutos económicos. En su ausencia, Volcán le fue arrebatado por su redactor jefe, Diego Guigou, que, a comienzos de 1969, figura ya en la mancheta como nuevo director. En 1970, Volcán pasó a denominarse España-70 y su línea editorial se hizo afín a la Embajada, que lo subvencionará para repartirse gratuitamente.
Desde Teguise publica centenares de artículos en secciones como “Desde mi cráter”, “Desde mi Villa vieja” y “Mi dromedaria”. Elabora una literatura testimonial, verídica y de alcance social, que constituye un documento de vida y de experiencia propia. En ocasiones, se hace explícita la crítica al sistema que provoca injusticia y desigualdad, pero siempre con un destacado sentido del humor como contrapunto.