ACCESIBILIDAD

Nada ha cambiado para Ariadna, una joven que lleva cuatro años esperando por un ascensor

Vanessa Artiles, madre de Ariadna, lleva luchando cuatro años para que a su hija, una joven de 19 años con una enfermedad degenerativa, se le instale un ascensor en el Centro en el que estudia.

La Escuela de Arte Pancho Lasso de Arrecife carece de un ascensor que permita a los alumnos con algún tipo de minusvalía poder ir a clase con normalidad. Esto no es nuevo. Y todo por la falta de diligencia de las autoridades competentes. Así lo viene denunciando la madre de una de las alumnas que carga con esta injusticia desde hace nada más y nada menos que cuatro años. “No son pocos los jóvenes que han renunciado a matricularse en el centro al saber que iban a tener serios problemas de accesibilidad”, asegura Vanessa Artiles, madre de la joven.

La joven ha tenido que subir las escaleras con un esfuerzo sobrehumano que le está pasando factura a su salud

La alumna Ariadna Morales Artiles, de 19 años, se matriculó en la Escuela en 2017. El curso que viene concluirá sus estudios y dejará el centro sin lograr, después de cuatro años de intensa lucha, que se instale el elevador. Desde el primer día, su madre, Vanessa Artiles, reclamó a las autoridades educativas de la isla y de Canarias la instalación de este medio. Sin embargo, durante estos cuatro años, la joven estudiante ha tenido que subir, a diario, con un esfuerzo sobrehumano, que le está pasando factura a su salud. Ariadna tiene una metabolopatía, una enfermedad muy rara, degenerativa, en la que, a mayor esfuerzo, mayor desgaste muscular.

El Ciclo Superior de Ilustración, que es el que está estudiando Ariadna, se imparte en las aulas de las plantas altas, lo que le obliga a tener que subir hasta su clase pasando por las escaleras del Centro. Y no, la solución no pasa por cambiar la ubicación de las clases, situándolas en el primer piso para que no tenga que subir, revistiendo la realidad del problema. Hoy es Ariadna, y mañana puede ser otro/a joven, con otro curso o modalidad, quien necesite este elevador. “La solución tampoco son las barandillas que pusieron hace dos años. Mi hija sigue subiendo y bajando escaleras. Únicamente llega a ser menos dificultoso gracias a la ayuda de su auxiliar”, aclara Vanessa.

La madre de Ariadna siempre ha querido dejar claro que el Centro ha colaborado con ellas en todo momento

Desde su llegada al centro, Vanessa Artiles, la madre de Ariadna, empezó, de manera insistente, a hablar tanto con el profesorado como con las instituciones competentes para lograr que se instalara el elevador, no solamente por su hija, sino, “por todos los alumnos con algún tipo de minusvalía que han tenido que irse fuera o que se han quedado sin estudiar lo que verdaderamente les apasionaba por este impedimento”. Primero se alegó que al tratarse de un edificio protegido requería un permiso de Patrimonio. “Sin embargo, desde la firma de ese documento en septiembre de 2018 nada se ha avanzado”, explica la madre de Ariadna.

“En 2018, el director insular de Educación entonces, Mario Pérez, me sostuvo que desde que llegase la documentación oportuna, se haría el ascensor”. Pero no fue así. “Se mandó a concurso y ahí continúa desde hace dos años”, insiste Vanessa. “Hace un mes estuve en educación hablando con Celeste Callero, actual directora insular de Educación, y me aseguró que estaba todo el proyecto pero que ahora mismo no podía hacer nada. Me aclaró que es competencia de Educación de Canarias, con María José Guerra como consejera, gestionar este tema. Durante un mes he intentado hablar con ella casi a diario, dejando recados, y no he obtenido respuesta ninguna”, aclara.

La madre de Ariadna siempre ha querido dejar claro que el Centro ha colaborado con ellas en todo momento. “El Director del Centro, Manuel Perdomo, siempre ha estado apoyando nuestra lucha. En la Escuela Pancho Lasso los responsables siempre han estado colaborando para tratar de agilizar el expediente”.

Vanessa no está dispuesta a terminar su lucha. “Aunque mi hija salga el próximo año, no voy a parar, lo tengo claro. Esto ya es una lucha personal. No solo por mi hija. Si tengo que ir por vía judicial, iré, y si tengo que echarme a la calle, también lo haré.